Wednesday, December 23, 2009

"Forbidden Colours" (“Colores Prohibidos”)




The wounds on your hands never seem to heal
- Las heridas en tus manos nunca parecen sanar
I thought all I needed was to believe
- Pensé que todo lo que necesitaba era creer

Here am I, a lifetime away from you
- Aquí estoy, toda una vida alejado de ti
The Blood of Christ, or the beat of my heart
- La Sangre de Cristo, o el latido de mi corazón
My love wears forbidden colours
- Mi amor lleva puesto colores prohibidos
My life believes
- Mi vida cree

Senseless years thunder by
- Años sin sentido pasan por mi lado tronando
Millions are willing to give their lives for you
- Millones están dispuestos a dar sus vidas por ti
Does nothing live on?
- ¿Acaso nada tiene vida?

Learning to cope with feelings aroused in me
- Aprendiendo a sobrellevar los sentimientos que se despiertan en mi
My hands in the soil, buried inside of myself
- Mis manos en el sedimento (suelo), sepultado dentro de mí
My love wears forbidden colours
- Mi amor lleva puesto colores prohibidos
My life believes in you once again
- Mi vida cree en ti una vez más

I'll go walking in circles
- Caminaré en círculos
While doubting the very ground beneath me
- Mientras dudo hasta de la misma tierra que yace debajo de mi
Trying to show unquestioning faith in everything
- Intentando mostrar una fe incuestionable en todo
Here am I, a lifetime away from you
- Aquí estoy, toda una vida lejos de ti
The Blood of Christ, or a change of heart
- La Sangre de Cristo, o un cambio de opinión
My love wears forbidden colours
- Mi amor lleva puesto colores prohibidos
My life believes in you
- Mi vida cree en ti
My love wears forbidden colours
- Mi amor lleva puesto colores prohibidos
My life believes in you once again
- Mi vida cree en ti una vez más.
(--David Sylvian and Ryuichi Sakamoto).

Sunday, December 20, 2009

Karaoke Navideño

No es que la Mariah Carey sea “santo de mi devoción”, aunque reconozco que All I Want For Christmas Is You no me desagrada del todo.

Felices Fiestas y que el 2010, como reza la canción, “haga los sueños (de todos) realidad.”

Y, para finalizar os dejo con la versión Karaoke, a ver si podéis con ella:



¡A que jode no poder cantarla como la Carey y sin licor en el cuerpo! ¡Está visto que esta vida es una “putadita del copón”!

Sunday, December 13, 2009

A mi las que me gustan son las malas…

…esas que te van comiendo el corazón, a milimétricos bocaos de piraña, y te exprimen tu salsa con sus angustias, en un abrir y cerrar de ojos.

Está visto que me gustan “las malas” ibéricas “pata negra con sello de denominación de origen Japutuelo”. Las que van arañando y “vampirizando” la autoestima del personal. Es el principio del vacío existencial lo que las transmuta en insensibles figurines álgidos, en sistemáticas depredadoras de mirada impertérrita: malas putas-zorras de callejón urbano, conceptualmente hablando. Y así me va ¡claro!



Pero, ayer me propuse cambiar mi forma de ser con respecto a esta “debilidad”, la cual me lleva de cabeza y martiriza. Nunca jamás seria el eterno “calzonazos” bufonesco. Ayer coincidí, casualmente, con una de estas “malas”, en una esquina de Lincoln Road, a la salida del Apple Retail Store. No me lo podía ni creer, era Laura con un “look” ultra-pijo ¡que te cagas! - quemando las caderas y sin aparente rumbo fijo. Al principio pensé que despreciaría mi saludo, por no estar a su altura, por considerarme un ser “infrahumano” - carente del adecuado estatus social que la pudiera mantener “a cuerpo de rey”. Pues, todo lo contrario: me miró de arriba abajo y sus palabras fueron: “¡joder, hay que ver lo que has cambiao… seguro que la vida te trata bien, eso se nota a primera vista, chaval!” Supuse que algo en mí la había enganchado (interesado), puesto que me abrazó con una inusitada sensualidad, en ella, hacia mi persona, e incluso se quitó las gafas de sol (de marca) para contemplarme, a la sombra, más detenidamente, con una vista panorámica (a mis espaldas) centrada única y exclusivamente en “mi nuevo Audi R8 Spyder, azul metálico”.

En ese momento pensé “ahora te vas a cagar ‘japuta de medio pelo’, te follaré con mi estropajo Ajax de acero inoxidable,” recordando vivamente aquella noche a finales de los ‘90 en una macro-disco, a las afueras de Madrid, en donde solamente la faltó escupirme en un ojo, mientras se iba con otro a follar descaradamente al servicio de tías. Esa noche ”lloré lefa” desconsoladamente, pensando que seria un desgraciado toda mi vida; el recuerdo de ese momento en particular se me quedó tatuado en la retina durante años: semejante lastre me ha hecho sentir “una puta mierda”, hasta el día de ayer - hasta que volví a ver a Laura en Lincoln Road.

Al principio, me extrañó y sobrecogió tanta efusividad; por un segundo, llegué a pensar que la muy guarra había sido abducida por extraterrestres, sometida a un trato experimental y vejatorio de carácter extremodurosexual; el cual, podría haberla dejado graves secuelas emocionales, debido a su expresividad ocular: sus bellos ojos ya no parecían tan fríos como antes - más bien cálidos y húmedos: ¡humanizados! Algo raro estaba sucediendo: mi circuito integrado central no reconocía ni su eje, ni sus múltiples aristas. Me preguntaba si, igualmente, habría mutado su órgano copulativo del estado siberiano-con-barrotes al amazónico-ecuatorial – evidentemente el “virginal” estaba totalmente descartado: pensé que eran prejuicios del pasado, de una mente calenturienta y sin proyección futurible, así que la invité a tomar un piscolabis en el aire libre del Café Van Dyke, disfrutando de la brisa y descojonándonos de los peatones con pintas de payasos cuchufleteros que normalmente suelen morar por South Beach a esas horas.

- Guruput, ¿a que te dedicas en la actualidad?
- Pues, verás (….) soy un “simple” Vicepresidente/CIO a cargo del departamento informático de un banco en Brickell Avenue.



En ese preciso momento sus ojos se la abrieron como platos y sus pupilas se magnificaron hasta alcanzar proporciones insospechadas. Me di perfectamente cuenta que poco a poco se estaba poniendo a huevo el follármela “a lo descarao.”

- Y tu, “Laurita”, ¿a que te dedicas?
- Bueno, ahora estoy en paro: buscando “activamente” curro de Auxiliar Administrativa… a ver si hay suerte; aunque, la cosa está muy “chunga”…
- Supongo que no podrás llevar el mismo ritmo de vida que te gustaría llevar, ¿no?
- Imagínatelo, estoy desesperada… Mark me acaba de abandonar. Se ha marchado a Costa Rica con una “rockefeller” venezolana, dueña de media flota de cruceros transatlánticos canadienses. Ando bien mal de “guita” ¿Sabes? Y lo peor de todo es que no se ni como voy a llegar a fin de mes…
- Pues, ¡menuda putada, tía…!
- Haría lo que fuera para salir de esta situación…

Mientras la “guarrindonga” hablaba sin parar (bla, bla, blablablablá, blablablabla, blablablablabla, blablibloblabla, bibliblablabloblibla…) no podía dejar de pensar en las diferentes posiciones en las que me “deshollinaría” ese “chuminus placentéribus.” Empezaba a salivar profusamente por la comisura de los labios, llegando a una conclusión: la suerte me había cambiado - era un tío afortunado. Sin venir a cuento, irrumpí entre la sarta de sandeces que la muy gilipollas esgrimía, sin parar, por esa boquita de piñón, con el propósito de poner encima de la mesa mi proposición:

- Si me la chupas, esta misma noche te pago los $1300 de renta que debes.
- ¿Cómo? ¿Lo dices en serio? ¿Así de fácil? ¡Mira que yo soy una chica decente, eh…!
- Ya, ya, claro… no te preocupes, te prometo que será nuestro secreto: tú resuelves “tu poblemita” y yo el mío… ¿Que dices?
- ¿Y si te la chupo bien, me prometes hacerte cargo de mi situación financiera hasta que salga de este apuro en que me encuentro?
- ¡Si, lo prometo! (poniéndome la mano derecha en el corazón).
- ¡Jopé! Pues, no se que decirte, ¡la verdad…!
- Llámalo como quieras, pero te estoy proponiendo el poder “beneficiarnos mutuamente” como amigos… Seriamos dos “follamigos” sin compromiso, hasta cuando tu quisieras, ¡claro!
- ¿Prometes no decir nada a nadie?
- Será nuestro secreto; déjate ayudar…
- Bueno, pero esto no puede salir de aquí, ¿vale?
- (…)

De esta guisa, sin gastar ni un sólo segundo más de cháchara, me levanté como un resorte para pagar el mojito y la margarita que nos habíamos “endiñao”, respectivamente y pillamos el Audi R8 Spyder, con rumbo al parqueo del Bayside Marketplace.

Durante el viaje, por la autopista, no dejaba de pensar en lo mucho que puede cambiar la vida en un instante: antes era un despojo humano, una bacteria nauseabunda; y, “en un pispás”, me había convertido en un modelo para la redención de cualquier causa perdida intrauterina.



Nada más llegar, aparqué en la segunda planta, Laura tomó la iniciativa abriéndome la cremallera del pantalón y comenzó a “rallarme el polo de tutifruti” con desesperación “mamaria”; yo, por mi parte, la mordisqueaba ambos pezones erectos y la metía la mano, penetrando ardientemente su “bisagra del deseo”. Terminé “fuiki-follándomela” en el asiento de atrás, con condón, y volvió a chupármela hasta que me corrí copiosamente dentro de su boca, sin previo aviso. Se lo tragó todo, sin rechistar, como una niña buena. Esta vez sus ojos si que la delataban: la expresión en su cara evidenciaban el profundo asco que sintió, al haber probado mi semen, después de las arcadas y antes de la ingesta.

Luego, al verla algo estresada, la propuse salir a tomar el aire, paseando por la bahía de Biscayne, antes de pasar por el banco, a lo que ella aceptó instantáneamente; y, al salir, un tanto confusa y perpleja, del coche, cerré herméticamente todas las puertas, desde el asiento del conductor, y me di a la fuga, chillando rueda, mirando por el espejo retrovisor, como la muy mema, toda enrabietada, maldecía su mala suerte de irremediable perdedora. Al ver tal berrinche no pude más que echarme a reír sin control. El simple echo de ver como la patética figura de semejante “cerdaca-pedorretas” se perdía en el horizonte como un punto insignificante provocaba el que mi ego explotase de júbilo incontrolable. Pronto llegó a mí una paz de la ostia y creo haber alcanzado el karma (ohm, ohmmm): sentí que todo ese ejército de cadáveres “infrahumanos,” relegado al olvido por el egoísmo de una imberbe sin escrúpulos, me “llevaba en volandas”, susurrándome al oído: “la venganza es un plato que se sirve frío y en bandeja de plata.”

Supongo que Laura había finalmente mutado en una serpiente inocua, sin veneno: ya no era tan “mala” - ya no me hacia gracia. Porque a mi, está visto y “comprobao” que las que me gustan a rabiar son “las malas.”




Ahora, “a ver quien cojones me iba a pillar”, rumbo a Hialeah (“la ciudad que progresa”), surcando el espacio sideral de la autopista del Palmeto, con dirección Norte, a 180mph (300km/h). El coche se lo tendría que devolver, por la mañana, a mi primo, el mecánico. Un día antes, el Richie me había tenido que prestar el dichoso Audi R8 Spyder - propiedad de un cliente… Digamos que me debía varios favorcillos y yo le había tenido que dejar mi Toyota Corolla del ´99 en el taller, para que me lo arreglase. El “puto” seguro me lo pagaba todo; al fin y al cabo, había sido “víctima” de un conductor borracho, el cual me había destrozado, casi por completo, toda la parte de atrás del “buga.” Se conoce que al “conductor-etílico-infernal” - como mi primo lo apodaba - le habían acabado de despedir del trabajo, se saltó el semáforo en rojo - en pleno horario escolar - y casi mata de un infarto a un indefenso “transvestí” que deambulaba por la acera.

¡Hay que ver cuanto “japuta” hay suelto por la calle…!

Monday, November 16, 2009

Me toco un cojón...



... porque es Lunes.

Tuesday, September 15, 2009

Te quiero mucho: Los Bunkers.




... a todos aquellos que se quieren, estén donde estén...

Thursday, June 11, 2009

VELOCIDAD



La excitación más intensa
nos atrapa los sentidos;
el corazón y el viento
se fusionan en primera.

La adrenalina,
el riesgo y las vueltas
a la pista se concentran
y exasperan a las arterias.

De pronto, una rapsodia de silencio total nos fulmina
y en ese preciso instante,
inmerso en un universo estelar absoluto,
la antimateria emerge en pensamiento,
el pulso se acelera y despertamos
abrumados con el ruido de un estruendoso catalítico,
al surcar el horizonte de tercera a quinta;

La vida se juega en un santiamén,
en cada curva, en cada aceleración,
en cada adelantamiento…

Cara a cara se nos muestra el futuro más incierto
que no duda en depositarse dentro de un pañuelo
- teñido de un rojo intenso, casi añil,
envuelto en la humareda negra aceitosa
que nos quema poco a poco,
que nos tiñe de betún azabache,
al furor de las chispas
en medio de una ingeniería de sueños veloces,
de trayectorias inhóspitas;
derrapando en una décima,
marcando trazos curvilíneos
en el pavimento,
adelantando al azar,
destilando grandezas
materializándose en la esperanza,
en el momento,
en los impulsos radicales,
forjados con sueños y anhelos.

De tercera a cuarta,
luego a quinta en un segundo:
el sudor mana a raudales,
la sangre torna efervescente, a cada momento;
los kilómetros se hacen metros...
centímetros, milímetros…

Ya no hay posibilidad para rectificar,
- nada de dar marcha atrás;
Cuando el estruendo e impulso del motor nos revela
un futuro resbaloso
deslizándose poco a poco entre los dedos,
tentando y jugueteando con los reflejos…
¡Que sensación...!
¡Que intensidad!
Todo se juega en un volantazo,
en un abrir y cerrar de ojos…
agudizamos a tope la concentración,
¡lo inesperado acecha!

La velocidad exacerbada
seca la garganta,
cuando pisamos el embrague,
el acelerador…
Las revoluciones se disparan,
alterando y provocando a cualquier fuerza de la gravedad;
de repente, las revoluciones nos sacan de este mundo,
transportándonos al infinito
más demencial;
En un momento nos despertamos
como si fuese de un largo sueño,
bajo el ruido desgarrador y despiadado
de la aceleración más absoluta;
¡Cuidado!
Los pistones están al límite de resistencia:
tal ruido, tal petardazo,
¡Que potencia!
¡Que sobresalto!
Los témpanos son fulminados
en una milésima de segundo,
mientras las alas se despliegan
al iniciar otro vuelo
de pensamiento acelerado,
tratando de sintonizar el todo
con el trance,
calculando los riesgos en una diezmilésima de segundo, --en un nanosegundo
dejándonos penetrar por la intensidad del momento,
confiando en la suerte, el destino, sin mirar atrás…

Pisando el asfalto, apostando por la suerte;
mientras, a cada vuelta de volante,
la adrenalina emana y fluye a tope,
los ojos estallan,
las venas engrosan la pasión
y el vuelco de la semi-taquicardia
nos llena un vacío crepuscular,
que nos transforma en Superman,
nos sublima todos los sentidos,
nos completa... nos excita…
nos acerca, cada vez más, al todo
desde la nada,
a ese silencio en movimiento
despertado entre palpitaciones indómitas,
cada vez más intensas:
surcando el abismo al ritmo del tan-tan...

Una mirada más allá de lo desconocido
nos revela que
¡la meta parece estar más cerca!
La incertidumbre nos acerca
una mirada, fría y sudorosa, al cronómetro,
al kilometraje, al velocímetro…
y lo único que se nos ocurre es preguntarnos
una vez más:
¿otra vuelta?

Monday, June 1, 2009

Si (“If”)





Si puedes conservar la cabeza cuando a tu alrededor
todos la pierden y te echan la culpa;
si puedes confiar en tí mismo cuando los demás dudan de tí,
pero al mismo tiempo tienes en cuenta su duda;
si puedes esperar y no cansarte de la espera,
o siendo engañado por los que te rodean, no pagar con mentiras,
o siendo odiado no dar cabida al odio,
y no obstante no parecer demasiado bueno, ni hablar con demasiada sabiduría...

Si puedes soñar y no dejar que los sueños te dominen;
si puedes pensar y no hacer de los pensamientos tu objetivo;
si puedes encontrarte con el triunfo y el fracaso (desastre)
y tratar a estos dos impostores de la misma manera;
si puedes soportar el escuchar la verdad que has dicho:
tergiversada por bribones para hacer una trampa para los necios,
o contemplar destrozadas las cosas a las que habías dedicado tu vida
y agacharte y reconstruirlas con las herramientas desgastadas...

Si puedes hacer un hato con todos tus triunfos
y arriesgarlo todo de una vez a una sola carta,
y perder, y comenzar de nuevo por el principio
y no dejar de escapar nunca una palabra sobre tu pérdida;
y si puedes obligar a tu corazón, a tus nervios y a tus músculos
a servirte en tu camino mucho después de que hayan perdido su fuerza,
excepto La Voluntad que les dice "¡Continuad!"

Si puedes hablar con la multitud y perseverar en la virtud
o caminar entre Reyes y no cambiar tu manera de ser;
si ni los enemigos ni los buenos amigos pueden dañarte,
si todos los hombres cuentan contigo pero ninguno demasiado;
si puedes emplear el inexorable minuto
recorriendo una distancia que valga los sesenta segundos
tuya es la Tierra y todo lo que hay en ella,
y lo que es más, serás un hombre, hijo mío.

- Rudyard Kipling.

Sunday, May 31, 2009

CUANDO VAYAN MAL LAS COSAS



Cuando vayan mal las cosas,
como a veces suelen ir;
cuando ofrezca tu camino
sólo cuestas que subir;
Cuando tengas poco haber,
pero mucho que pagar,
y precises sonreír
aun teniendo que llorar;
cuando el dolor te agobie
y no puedas ya sufrir,
descansar acaso debes ...
!pero nunca desistir!

Tras las sombras de la duda,
ya plateadas, ya sombrías,
puede bien seguir el triunfo,
no el fracaso que temías;
y no es dable a tu ignorancia,
figurarte cuán cercano
puede estar el bien que anhelas
y que juzgas tan lejano.
Lucha, pues, por más que tengas
en la brega que sufrir ...

!Cuándo esté peor todo,
más dbemos de insistir!

--Rudyar Kipling



Friday, May 29, 2009

Al buen fútbol y al cariño…

Porque el buen fútbol es arte en movimiento…








Porque, me enseñaste que no siempre ganar lo es todo…








Porque, también me mostraste que el camino a seguir, sin duda alguna, era competir con nobleza y ganar con autoridad…


… ¡Ole las Grecas!


Por todo eso y mucho más: Gracias, "Nena abue"… y en hora buena porque el Barça, el descendiente de tus Cruyff, Neeskens y Rexach, ya tiene triplete. En hora buena a los coleguis culés que no les importa tener a un “merengón” tocándoles las narices, de vez en cuando, y en especial a una tuxiculé muy, muy, muy especial que ha logrado que vuelva a creer en el ser humano, una vez más: a mi si que me importas, tuxi-nena

¡Al buen fútbol y al cariño! aunque no ondeemos los mismos colores. Que conste que el blanco ¡también es un color! (grrrrrrrrrr) y que nos veremos las caras la próxima temporada… mucho más cerca, si Dios quiere.

Tuesday, May 26, 2009

SUEÑO: ATRAVESANDO NUESTRO DESÉRTICO PERIPLO


Por nuestro desértico periplo,
las especies del oriente se conflagran,
engulléndonos en un nido de lenguas desconocidas,
las cuales despiertan la mañana entre murmullos
que se convierten en gritos estruendosos,
entre flautistas embaucadores que juegan con serpientes,
entre monos danzarines y cabras enigmáticas;
todo resuena entre telares teñidos de rojo, amarillo y azul,
aunque el blanco y negro resulten avasalladores al ojo humano,
para dar paso al murmullo de la chusma,
la cual se torna deliciosamente activa,
entre cortinas a rayas y tenderetes rústicos,
entre fumadores de Shisha y sus concubinas,
entre ancianos mercaderes,
los cuales no dejan de mostrarnos linos, inciensos, macramés, oro y bronce,
cueros, lámparas de aceite, y cuadros:
utensilios destellantes a primera vista y sueños inalcanzablemente perfectos
en nuestro mercadillo de ilusiones.

Por nuestro desértico periplo,
los más exóticos olores y sabores de la tarde
hacen que nos despertemos a todos nuestros sentidos,
para percibir que tu piel contrasta con tu negro vestido
y observar tu pelo de onix, enredado en si mismo,
y clavado en mi retina inexorablemente para siempre;
y de por vida te adentras en un pedazo de mis secretos,
para inundarme con tu océano infinito
el cual me arrastra sin remedio a tu mar de adentro.

De repente un destello en tus ojos me muestra el camino a seguir,
al recorrer una vez más mi desértico periplo surtido de cardos y alimañas;
y noto que tus rizos son codiciados por tu silueta,
la cual se alza esbelta y altanera, retando al tiempo;
y tus hombros, perfectamente redondeados y acariciados
por el sutil e irreversible viento de calima,
resulta ser un monumento reinventado desde tus adentros.

¡Niña de ojos serenos y piel canela!
solo por tu calido resplandor,
las estrellas bajaría,
mientras los latigazos más abrasadores del sol me quemaran sin piedad,
y el firmamento arrebatadoramente añil nos mostrara el futuro más incierto.

¡Que más da!
La nada y el todo se funden en un solo universo
cuando te imaginas el presente y un futuro casi perfecto;
¡dejémonos llevar una vez más!,
para nunca más tornar en sirena sin destino,
ni en naufrago a la deriva,
el cual navega sin parar, atravesando todo este desértico periplo:
repleto de callejuelas angostas y rutas sin salidas;
¡dejemos que nuestros cuerpos derramen el sudor de la vida!
y olvidemos - por un momento - este desierto sin ideas,
el cual hace por absorbernos una y otra vez,
para abrir cada día más la herida.

Hoy has hecho que me descubra a mi mismo;
Ya que, mas allá de las inexpugnables dunas del desamor,
se rige tu calido transpirar tan seguro como claro,
tan dulce como magnético al ojo de este caminante;
una fuente de ansiedad que exorciza a todos mis demonios
cuando, de noche, descanso a tus pies,
cuando te leo,
cuando día a día nos dejamos arrastrar
y penetrar por nuestros propios pensamientos,
que yacen en el tiempo por siempre... y para siempre.

Y en la oscuridad más absolutamente abismal,
de nuestro desértico periplo,
desearía que nos pudiésemos dejar llevar,
el uno al otro,
adentro…
¡bien adentro!
para bebernos una a una las lágrimas que laten sin remedio,
y poder recrear, una y otra vez para gozo, este sueño,
y poder alcanzar una que otra estrella y quizás hasta la luna,
una y otra vez,
hasta rendirnos en un suspiro y ahogar ese deseo,
para luego volver a empezar de nuevo
sin fatigas ni remordimientos.

-- Todo mi agradecimiento a Noimport, por recuperar esto que terminaba con un “Para Nadie…” y que se habia perdido irremisiblemente para siempre.




-- Música: DJ Suzy Solar / “Ocean Of Love” (Paul Oakenfold, Creamfields - CD2/2).
-- Fotografía Surrealista: Ben Goossens, “Story of the very beginning (reload)”

Thursday, May 21, 2009

TRANSMUTACIÓN III: “El postre”


Por momentos, me preguntaba, a mi mismo, que hacia yo en medio de semejante surrealismo esperpéntico. A cuarenta y cuatro grados centígrados: los sapos no paraban de entonar la quinta sinfonía de Beethoven y los gallos, cargados con mortíferos espolones, revoloteaban entre ellos, sin parar, enzarzados en una despiadada, cruel, sanguinaria y agónica trifulca – todo un holocausto avícola escorado a un costado de la tasca. Al otro lado del recinto, el deseo, rebosante de féminas, se mascaba en el entorno.

Supervisándolo todo este entramado: un chulo-putas, apodado “El Toro” - o “Toro”, a secas. El mote le venia por el equipo de baloncesto de los “Chicago Bulls”, del cual era un seguidor acérrimo. “Toro” era un verdadero parásito errante, establecido en Tijuana - no hacia mucho; aunque, nacido y criado en esa gran urbe de gigantescos rascacielos que es Chicago. Desafiante, con hechuras de impostor redomado, recostado contra el mostrador de la tasca, el “pocho” parecía hacerme señales constantemente, con la mano derecha, como si me conociese de algo.

- Perdona, pero ¿nos conocemos? - le pregunto, rayando con lo borde.
- Tranquilo, güey… al parecer, el gusano de adentro de la botella del tequila, que te llevaste, te ha hecho efecto… a lo mejor han sido hasta “las caricias” de “la Manuela: la transexual más padre de todas las sado tijuanenses” (con risa burlona y descarada). Recuerda que estoy aquí para “proporcionarle” al cliente de todo lo que guste (apretando entre sus dientes carcomidos, con prepotencia altanera, el cabo de un puro maltrecho).
- No se quien eres, pero… (dubitativo, cambiando el semblante, y haciendo un inciso)
Sus ojos negros, como el betún, y grandilocuentes, a modo de eclipse lunar, me corroboraban que verdaderamente nos conocíamos. Él, mientras tanto, no dejaba de atusarse el protuberante mostacho que lucia, con sus enormes dedos - ensortijados en oro y plata.



Tampoco podía afirmar, a ciencia cierta, que su boca no me fuese del todo familiar, toda deformada y rematada en oro y brillantes. De semejante buzón de correos emanaba una lengua “lobotomizante” que amputaba, sin compasión, lo que quedaba de mis lóbulos frontales - con esa verborrea tan característica que manejan todos los charlatanes compulsivos y sin escrúpulos.

A contra luz, de nuevo, reaparecía la grotesca figura de mi “inseparable compañero” – su reflejo, en el cuerpo de una botella semitransparente de tequila, posada sobre el mostrador, me tomaba por sorpresa. Fue, en ese preciso instante, cuando se desmoronó por completo mi imperialista casita de naipes forjada bajo la hipótesis de que semejante pesadilla fuese el producto de una virulenta imaginación sin límites; y en unas décimas de segundo, por fin, pude descifrar el insufrible enigma que me martirizaba; para, seguidamente, caer dentro de una nebulosa semi-inconsciente que me transportaría a otra dimensión: a mi “otra dimensión”.

Desperté - confuso y ahogado de convulsa frustración - dentro de la bañera de la habitación del hotelito, empapado de un flujo sanguíneo, el cual no brotaba de mi cuerpo - como había supuesto en un principio - sino del cuerpo de la transexual sadomasoquista. Al bajar la mirada, observé horrorizado como mi mano derecha portaba un serrucho, y sobre mi izquierda se posaba la cabeza de Manuela – “la sado-transexual tijuanense”. El cuerpo de la puta, sodomizada sin piedad, yacía desmembrado en trozos, por todo el suelo del cuarto de baño: habiéndole sido practicada una ablación brutal del glande y anexos por mi todopoderoso, y antagonista alter ego.



Recobrando el aliento, ante semejante atrocidad, me di cuenta que había comprometido por completo todos y cada unos de mis instintos más básicos. La transmutación surgía con el empeño de escapar del presente; y, en esa búsqueda, era imprescindible delegar en “otro”: en un repugnante, vil y tenebroso engendro del subconsciente; en alguien que ni yo mismo alcanzaba a reconocer a simple vista. Ahora era el momento preciso para “consensuar un acuerdo propicio entre ambas partes”; pero, ¿cómo obtener el beneplácito de ambos, cuando uno me liberaba, mientras que el otro me martirizaba?

Era menester trasmutarse nuevamente y “finiquitar a mi última víctima”. Resultaba imperioso el deshacerme de los “pedazos”, transportando los restos en bolsas - con rumbo a uno de los vertederos, localizado en las afueras de Tijuana. Estaba totalmente convencido que podría contar con la ayuda de “Toro.” Él lo entendería, como siempre lo había entendido. Al fin y al cabo, ¿de donde sino habría podido conseguir el dinero para costearse esa “destellante” dentadura; la cual, no dudaba en lucir sin prejuicio alguno? Al mismo tiempo, sería un fin de semana festivo en Miami - por todo lo alto. Esta vez, el destino sería el pisito de la Manuela en South Beach. Aún guardaba, en mi maletín, una copia de las llaves del sitio. Ya nos encargaríamos, en su momento, de esa sórdida “mariposa tropical”, impregnada de cínico y rocambolesco corporativismo. Se iba a enterar, “la muy zorra”, de lo que valía un peine y un buen pene. Sin lugar a dudas, por mi mente pasó, lo de emprender “una cruzada con el propósito de liberar al mundo de las de su estirpe.” La felicidad absoluta estaría garantizada, de esta manera, dentro de mi impecable e impoluto micro universo – al menos por una buena temporada.

Una vez, concebido el plan, me dispuse a meter los restos de “la difunté” en unas bolsas negras de plástico que guardaba escrupulosamente dentro de mi maletín oscuro. Luego, limpié afanosamente todas las secreciones esparcidas por encima de la bañera y del suelo del cuarto de baño, para terminar enjuagando metódicamente todo mi cuerpo con una toalla mojada de color blanco. Una vez terminados estos preliminares, saqué de adentro de la valija, un sobrecito color barquillo, y extraje, igualmente, un pequeño papel azul pastel, para redactar, con bolígrafo rojo, como si me fuera dictado desde el más allá, un pensamiento que no podía dejar escapar así por así. Era de suma importancia recoger la idea central que siempre conseguía tomarme por sorpresa después de cada “trabajo” y que serviría de nexo para el siguiente:

“A veces, cuando no puedes cambiar o enfrentar tu realidad objetiva, necesitas engendrar algo, dentro de ti, para poder sobrellevarlo todo. Debe de ser un experimento transitorio - nada de índole 'transmutante'. De otra forma, la vida se convierte en una cárcel sin escapatoria; y todas las cárceles son engendros mentales aleatorios, diseñados por nosotros mismos.

Una vez construida la pecera, debes de salir de ella, cuanto antes... sino, corres el riesgo de terminar acostumbrándote a sus adentros; de esta forma, tus propios barrotes no acabarán por auto-fagocitarte, sin piedad.

Siempre te recordaré; adiós, mi mariposa exótica tijuanense.”

Seguidamente, mis ojos recorrieron, con escalofriante parsimonia apática, la foto polaroid – tomada con anterioridad - de la prostituta transexual. En la foto se veía como ésta hacia “la mariposa”, desnuda, encima de la cama, minutos antes de ser descuartizada. Finalmente, acabé archivándola, junto a otras muchas, dentro de uno de los compartimentos del siniestro maletín.



La música que escuchaba a través de la radio despertador, Akai ARP-1000B, de encima de la mesilla de noche, cesó y alguien, al otro lado de las ondas, decía algo así como:

“Somos seres racionales. El último eslabón de una cadena que se originó, desde tiempos inmemoriales; partiendo de una diminuta célula en medio del inmenso océano. Aun así y todo, seguimos teniendo los adentros de cualquier otro animal. Poseemos instintos netamente animalistas; como pueden ser copular, luchar, poseer o devorar. Si prestásemos atención veríamos como esas necesidades todavía habitan dentro de nosotros y no son más que meros instintos naturales de supervivencia.

Es una cualidad animalista ver a dos personas enfrentarse entre si por obtener la supremacía de algo tangible; y ese deseo, a veces, es necesidad, como se precisa el oxigeno para vivir, o el agua para saciarse los adentros.

Así son combatidas todas las guerras: los hombres se transmutan en animales sádicos, necesitados de sangre y poder, con que saciar la confusión que genera el miedo en sus cuerpos. Una vez que se regresa de este “intra-universo-paralelo”, encapsulado en un mismo cuerpo, la transmutación resulta ser un verdadero enigma psicosomático, imposible de evitar a la larga.”


Monday, May 18, 2009

FELICIDADES (a lo Guruput y Benedetti)


Porque los sentimientos están más allá del bien y del mal;
porque mi cariño va más allá del amor carnal…

A veces es como si quisiera apretarte, pero no puedo
- te quiero hasta la saciedad orgásmica
y más allá del pitillo.

Si verdaderamente la unión hace la fuerza,
entonces tan solo basta con que dos estén unidos,
para que el mundo se postre
y gire alrededor de tus pies.

¡FELICIDADES! y que surja en ti,
a partir de hoy,
“toda una hemorragia de satisfacción
y un derrame de alegría”
- que cuanto más grande son las dificultades,
mayor también suelen ser los éxitos.




“No te salves”; “Táctica y estrategia”; “Hagamos un trato” --Mario Benedetti (Uruguay, 1920-2009).

Wednesday, May 13, 2009

EL CASO DEL PADRE ALBERTO

Para hoy estaba planificada una “entrevista que ha paralizado a medio Miami” – a ese Miami latino y fervientemente católico - en una cadena local del Sur de la Florida. En el programa, que lleva por nombre “Aquí y Ahora”, el Padre Alberto Cutié - un cura sumamente mediático, de 40 años - rompía su silencio, después de haber sido fotografiado en Miami Beach con una señorita. Finalmente, el Padre Alberto admitía su "deslealtad", con respecto a uno de los votos más conflictivos, para un cura, dentro de la Iglesia Católica: el voto de castidad.



El cura confesaba todo lo que sentía. De su boca salían frases como: “siempre me he sentido como un hombre del siglo XXI atrapado en una institución del silo XVIII”; “yo traté pero no me funcionó”; “nunca voy a pedir perdón por haber amado a una mujer”; “no me arrepiento de haber amado a una mujer”; “¿porqué, Alberto, no lo dijiste antes?”; “lo primero es el sentido de obligación…”



Después de haber visto la entrevista, la cual duró una hora, me gustaría recalcar tres frases fundamentales, que consiguieron impactarme: “yo sabia que Dios me estaba mirando… me preocupa más lo que piensa Dios”; “cuando uno ama a alguien uno está dispuesto ha hacer cualquier cosa…”; y “uno no planifica el amor, el amor es espontáneo…”

Quizás este caso, una vez más, haya puesto a la Iglesia Católica entre la espada y la pared, o quizás no tanto... Como católico, siempre he pensado que la institución, en sí, está totalmente desfasada, para los tiempos que corren; aún así y todo, hay algo que me incomoda más que nada: ver como la compasión es ignorada o tiende a ser presa de los típicos radicalismos fundamentalistas - tan pueriles, como peligrosos, en manos de una “chusma” con derecho a la intimidación y el escarnio.

Es evidente que “la infidelidad” queda entredicha - a mí también me cuesta asimilarlo, como creyente. Obviamente, desde el punto de vista de la “confianza”, también entiendo que la batalla esté totalmente perdida. Aún así y todo, ¿quien se cree en su justo derecho de poder tirar la primera piedra? Tendríamos que preguntarnos a nosotros mismos si ¿vale la pena seguir hasta el final? ¿Quién ha dicho que tomar decisiones, en esta vida, sea como “coser y cantar”? ¿Acaso entre nosotros hay alguien que jamás haya errado?

Wednesday, May 6, 2009

TRANSMUTACIÓN III: “El aperitivo”


Eran las 21,00 horas de un viernes “tijuanense” pasado por agua: diluviaba a cántaros, sobre lo que parecía ser un verdadero sartén empedrado. De la ennegrecida calzada emanaba un hálito vibrante, gestado por la insufrible ardentía diurna. El tenaz tintineo, salpicaba la superficie transparente del ventanal que daba a la terraza, constriñendo mi atención hacia las innumerables gotitas de agua; las cuales, utilizaban la superficie acristalada como si de una parrilla de Fórmula 1 se tratase: compitiendo arbitrariamente, entre sí, por alcanzar su aciago destino; siempre propulsadas por el efecto, aparentemente inocuo, que la fuerza gravitatoria ejercía sobre sus cristalinos cuerpecillos - en caída libre.



Con la caída de la noche y el amainar del diluvio, asomaban los mosquitos y se empezaba a oír, de fondo, el preludio de lo que duraría toda una noche: la singular sinfonía del croar desmesurado de los sapos y los asincrónicos maullidos felinos de las fieras urbanas, fornicando desmesuradamente y sin recato – a pelo. A contraluz, en un abrir y cerrar de ojos, se manifestaba repentinamente una infame reverberación - a través del cristal de la ventana. Contra el fondo de la negritud nocturna callejera, se iba revelando paulatinamente, con paso sigiloso y cansino, la difusa silueta de algo que, a primera vista, podría antojarse “humanoide” – sin llegar a serlo del todo.

A bote pronto, daba la impresión de ser el lógico reflejo de un rostro distorsionado - mimetizado. El vidrio, sobre el que se plasmaba la figura, actuaba a modo de espejo con derecho a espejismo; y, su difuminada opacidad pretendía eludir, sin suerte alguna, mi eminente crisis catatónica. A medida que mis ojos se abrían como platos, la ansiedad cargada del horror más siniestro negaba toda satisfacción de poder identificar mi rostro a través del indolente cristal - salpicado de una incredulidad desafiante. En verdad, concebir el monstruoso engendro era toda una prueba de fuego - inesperada e inimaginable. El terror se ceñía sobre mi soledad. La representación de un ser aterrador se manifestaba, cada vez con mayor nitidez - desafiando mis pupilas. A medida que ambos nos contemplábamos, gesticulando con movimientos perfectamente sincronizados, sus insensibles rasgos faciales proyectaban una violencia residual sin límites. Ante ésta deformidad sin precedente, abominable e inhumana, caí desplomado - de bruces - al suelo, jadeante, con las manos en la cara y cubierto de un deleznable sudor gélido, el cual no cesaba de recorrer todo mi cuerpo.



A continuación, intentando sobreponerme, presa del súbito impacto, emprendí una angustiosa carrera de obstáculos - tropezando contra todo lo que encontraba de camino al cuarto de baño. No podía dejar de pensar que este hecho, todo él de un surrealismo subido de tono, debía tener algún tipo de explicación objetiva; al igual que, necesitaba imperiosamente extinguir el recuerdo de su penetrante mirada: tan sádica, como familiar.

Acababa de pasar por un verdadero tornado de pasiones húmedas, y precisamente ahora resurgía, como de la nada, todo un absurdo periplo entre la duda y el escepticismo - evidenciados en esos tórridos minutos de martirio. “Esto tiene que ser una broma absurda o una visión ficticia…“- no dejaba de repetirme, mascando el estupor y la angustia, en voz alta.

Una vez frente al espejo del servicio, mis párpados se bloquearon adormecidos de éxtasis semi-orgásmico, al captar el instante en que la atrocidad amorfa, de la que había sido presa y testigo, realmente no era más que una simple enajenación mental transitoria, producto del estrés, del agotamiento laboral, y de la rebosante aglomeración de testosterona –algo que evidentemente podía entorpecer una eficiente comunicación interneuronal. Lo tenía bien claro: me urgía follar; necesitaba “desfogarme.” Descargar toda esa adrenalina, acumulada durante los pasados meses de zozobra trapera corporativa, era lo que realmente necesitaba. Todo esfuerzo deja un daño colateral y ahora era el momento de “la descompresión genital”.



Así que, ni corto ni perezoso, me dispuse a introducir las llaves, de la habitación, con cierto temblor de manos, dentro del bolsillo derecho de mi pantalón negro - aún carcomido por la inseguridad malsana de un presentimiento inhóspito que marcaba mis pasos a redoble de tambor. Recordé, antes de dirigirme a la puerta, todos aquellos restos del pobre e indefenso pollo decapitado y a su acompañante inseparable - la vasija ensangrentada. Supuse que aún se encontrarían debajo de la cama; así que, una vez agachado, descubrí que “los despojos ignominiosos” habían desaparecido como por obra de “birlibirloque.” No quedaba rastro alguno de sangre, ni del cuerpo del pollastre, ni de su “chola”, ni del recipiente. Todo había desaparecido, todo... excepto las cuerdas coloradas, las cuales permanecían inalteradas en el interior del cesto de basura, y la vela negra, la cual no dudé en arrojar a la basura - junto a las amarras. En ese preciso instante, me vino a la mente “la cartita”, escrita con tinta granate: tampoco la había vuelto a ver y no tenia ni idea de donde podría encontrarse. No quería seguir “rayándome” con este asunto; así que, me dispuse a cerrar - con llave - desde afuera, la puerta de la habitación del “fétido parador”.

Era evidente que algo había sucedido; porque, sino “¿cómo algo que parecía tan real, habiendo sucedido hace tan solo unas pocas horas, podía ser un simple espejismo de la mente?“ No lograba evitar dejar de darle vueltas a este galimatías, de proporciones estratosféricas, una y otra vez, una y otra vez...

Una vez en la calle, el vapor de agua levitaba del pavimento, penetrante, envolviendo cada poro de la piel, como si de un papel celofán se tratase - sin tregua alguna. El calor del día cocinaba cada minúscula gota ambiental, y las vomitaba en forma de vaho pegajoso, inundando hasta los bronquios: la respiración se hacía ardua y cansina con cada bocanada de aire inhalada.

Al otro lado de la calle: un letrero de neón, bermejo fluorescente, anunciaba parpadeante el contorno de “La Tasca Pancho”, enmascarando su pared amarillo chillón, y parte de los adoquines ahumados que cubrían la callejuela. El ruido de los gatos “enrollándose” entre sí era prácticamente insoportable, a cada paso consumado con dirección al portón de la entrada. Una vez adentro, la neblina húmeda se disfrazó de nicotina y alquitrán. Los puros y pitillos devoraban el oxígeno sin miramientos, bautizando el ambiente con un inmenso cúmulo decadente y sombrío de anhídrido carbónico. “El antro de perdición” era apto para cualquier fechoría y tenía plena licencia, compulsada por las autoridades del lugar: cualquier tipo de consumición o excitación compulsiva eran bienvenidas.



Acabándose un puro, la señora encargada de la limpieza del “hotelucho de mala muerte” le comentaba a un chico semidesnudo y parcialmente tatuado – a voces, pretendiendo eludir efusivamente el ruido que atiborraba toda la sala:
- Si te digo que una vez fui a comprarla…
- Ah, ¿si? ¿Y eso? (el chico, respondía, siguiendo, con la cabeza, los acordes de la música, al mismo tiempo que engullía una cápsula añil).
- Pues… a ver… si tu ves a tu hijo lleno de babas, arrastrándose por el suelo adolorido y sin poder levantarse, ¿que haces?
- ¡Claro!
- Ya sabíamos que iba a morir: los médicos le habían dado por desahuciado…
- Pobre bato loco… (el chico, propinando un certero escupitajo en toda la chepa de una gigantesca cucaracha albina; la cual, deambulaba casualmente por los alrededores, acompañada de su prole, en busca de un suculento aperitivo que llevarse a la boca).


Wednesday, April 29, 2009

SIN ALIENTO


Sin aliento y torturado
por tu oscuridad
agazapada entre espinos y dagas,
inexpugnablemente dominante y altiva
calculadora y desafiante:
tu frío me derrite entre las sombras;
¿por que martirizas sin piedad?
¿por que cada pensamiento que albergas
humilla con zarpazos demoledores?

Sin aliento y torturado,
aquí yace mi carcasa,
rota por tú vil, y despiadada naturaleza,
por tus secretos, por tus despóticas ideas,
por tu maquiavélico embrujo,
por tu hipocresía teatral,
adornada con pinceladas de un trivialismo atroz
y recubierto por negras sábanas de lino.

Sin aliento y torturado,
siegas toda confianza en ti depositada,
para luego desvelar las cenizas de tu sequedad
más absoluta;
y cabalgas día a día devorando al nido con su paloma
mientras te relames en tu tortuoso mundo,
que encierras en cajas sin cerrojo.

Sin aliento y torturado
por tu miseria, la cual arrastras a cada paso;
que, como surcos profundos en el desierto,
se nutren de cada lágrima derramada
sin dejar nada…
Y la Nada me abruma, y la Nada impera
en nuestro micro-mundo hueco y vacío.

Sin aliento y torturado;
hoy tu compañía, vista desde el horizonte infinito,
emerge como un espejismo brutal,
un pasaje medio borroso en un libro casi olvidado,
banal y sin sentido,
un tanto desabrido y monótono.

Sin aliento y torturado:
es ahora cuando todo tu engranaje sale a flote,
cuando te percibo como lo que eres
¡sin tapujos, ni mentiras!
y puedo leer tu desorganizado pensamiento:
¡en verdad, resulta ser grotesco y monstruoso!
Tu que has fumado el opio del poder,
¡te has embriagado!
Tu que has creado caos desde tu gélido rincón,
jugando con lo prohibido,
¡nunca te has quemado!
A ti, se te ha permitido tejer telas
para capturar y devorar, como el grajo,
los frutos ofrecidos en la palma de mi mano.

Pero...
quizás un día,
desde la distancia,
desde el anonimato,
alguien nos observe en lo que será nuestro pasado,
y revele las carencias de este presente que aún vivimos,
un universo agónico y brutal,
híbrido y sin contenido,
engalanado con las más esperpénticas pesadillas,
¡despeñado al abismo,
carente de un pasado fructífero al que agarrarse!
Y se rasgará el velo del olvido,
para revelar que todo lo que tocas se torna
en un mar de dudas,
sin aliento y torturado.

-- Riki; Miami, 2008-2009.


Thursday, April 23, 2009

TRANSMUTACIÓN II


El reloj, encima de la mesilla de noche, dentro de la habitación del motel, marcaba las cero horas; era la primera semana de julio, y el bochorno nocturno, húmedo, fétido y sofocante, penetraba apabullante, con suma autoridad, a través de la persiana de bambú que cubría la trampilla, entreabierta; la cual, enlazaba el cuarto de baño con el callejón posterior de la hostería.

A la primera bocanada de aire - una vez recuperado de la abrupta y repentina pérdida de conciencia - le siguió un sabor repulsivo a sangre, que inundaba indiscriminadamente el interior de las encías y parte de la comisura de mis labios - secos y cuarteados, por la excitación de la que era presa. Poco a poco, A medida que transcurrían los segundos, percibía el efecto de la circulación sanguínea desentumeciendo todas y cada una de mis extremidades, hasta lograr anclarse en las puntas de las falanges, con una virulencia voraz. A continuación, los párpados comenzaron a revolotear, en un intento obstinado e impaciente de comprobar la funcionalidad de todos los órganos vitales en mi sistema locomotriz. Al instante, el sonido resurgió atolondradamente, y todo comenzó a dar vueltas: los tímpanos parecían estallar, siguiendo los sistemáticos acordes locomotores del “I’m waiting for my man”, de Lou Reed.




El bullicio estruendoso, que se colaba por la rendija de las ventanas de mi percepción cognitiva, ya no era solamente una consecuencia del ruido estereofónico, irradiado desde “La Tasca Pancho” – en donde además de licor se rendía culto al sexo a granel, sino el compendio de toda una serie de pensamientos que me perturbaban, hasta producir un atolondramiento general: el cual se intuía transitorio.

Seguidamente, conseguí levantarme erguido, con alguna que otra dificultad, de un suelo con adoquines falsos, color granate: en donde, minutos antes, yacía, boca abajo, y sin sentido. Pude comprobar, en ese preciso momento, como la cabeza me daba tumbos anárquicamente: divisé - a simple vista - a un costado de la cama, una botella transparente, recostada - medía vacía - de tequila “Gran Patrón Platinum.” Pensé que “no habría sido yo el que la hubiese podido comprar y menos consumir - al no haber parado en ningún establecimiento, durante el trayecto del aeropuerto a la dichosa bañera… aunque…” la intoxicación etílica se evidenciaba en mis propias carnes; ya que, mi “batiburrillo” mental indicaba que había habido un antes y un después.

De hecho, había perdido completamente la noción de lo que había sucedido hace tan solo unas cuantas horas; la amnesia inducida, que padecía, era la verdadera causante de los múltiples temblores que sobrellevaba: había perdido el "control"; sin lugar a dudas, mi invulnerabilidad había sido comprometida, violentada y ultrajada; pero “¿por quien y porqué?” Era esto último lo que se adueñaba de todo mi raciocinio, constantemente: nada parecía tener sentido.



Por un segundo, me sentí como si estuviese en las entrañas de una ballena, en medio del “Océano Soledad”; y, al girar la cabeza de lado a lado, caí desplomado al suelo: derrotado, presa del pensamiento residual que aún anidaba en mi subconsciente - “había sido roto en mil pedazos” como un muñeco de trapo y cerámica.

En medio de todo este desasosiego, me vino a la mente la “lameluza” de la Manuela (“la señorita Sonrisitas Colgate”); digamos que sus estupideces “pijoteras”, triunfalistas, “anatómicamente horteras, y ortopédicas,” seguían resonando en mí, como el ruido de un mortero a quemarropa; no obstante, los acordes del “Evil Woman”, de la “Electric Light Orchestra”, machacaban la séptima vértebra de mi maltrecha columna con una de esas frases futuristas que me terminarían por dar, inexorablemente, la razón: “el tonto y su dinero pronto toman caminos separados.”



Intentaba salir de mi perplejidad, y sin embargo, permanecía en un estacionario estado de shock - con las piernas temblorosas y el corazón a ciento noventa pulsaciones por minuto; pretendía avanzar, sigilosamente, arrastrando las piernas por toda la habitación, hasta llegar al armario empotrado; y, al llegar al armario, mi estupefacción alcanzó límites insospechados, cuando descubrí que todo mi equipaje había sido vaciado por completo: todas y cada una de las americanas, corbatas, de los pantalones y de las camisas habían sido cuidadosamente colgadas, individualmente, en perchas; mientras que los cajones del armario portaban toda y cada una de las prendas de ropa interior que había empaquetado cuidadosamente, una noche antes de subir al avión. Los zapatos estaban alineados y al abrir la billetera, comprobé que todo seguía en su sitio, incluido el dinero, y las tarjetas de crédito.

Mi cerebro no conectaba con otra cosa que no fuera buscar la carta; la cual, tuve en mis manos, antes de haber sido presa de un destino surrealista. Por este motivo, en pleno ataque de improvisación inconsciente, me abalancé, sin pensarlo, sobre la bañera, en busca del papel en cuestión; removí cielo y tierra, rastreando sin rumbo fijo por todo el cuarto de baño y por cada uno de los entresijos de la habitación, sin otra alternativa que llegar a la conclusión de que alguien había entrado en mi habitación - sin mi consentimiento - con el único propósito de manosear toda mi intimidad. Un sentimiento, que nunca había experimentado antes: la impotencia se apoderó totalmente, por unos instantes, de toda mi esencia.

En mi sufrida búsqueda, pude comprobar como el cepillo y la pasta de dientes habían sido minuciosamente colocados dentro del armario del cuarto de baño; y es, precisamente en ese momento, cuando el pavor me inundó, por completo, al manifestarse, a través del espejo, marcas múltiples, a lo largo de toda la longitud de mi pene, hasta llegar al prepucio, como si mi miembro viril hubiese sido objeto de una especie de juego perverso de carácter sadomasoquista, mordaz y aleatorio. No tardé en comprobar las mismas marcas en las muñecas y en los tobillos: pequeños surcos producidos por amarras de índole desconocido: cuerdas rojas que pude encontrar, cortadas a pedacitos, en el fondo del cesto de la basura - junto a unas tijeras, y al cuerpo de un plumífero animal descabezado.

Siguiendo el rastro ensangrentado, creado por el cuerpo guillotinado y sin vida del indefenso pollastre, descubrí, ante a mi convulso estupor, debajo de la base de la cama, una vela negra, recién apagada, una vasija con sangre, la cabeza recién seccionada de un pollo, y un papel doblado, en cuatro partes, escrito con sangre, que ponía: “suppixelp suanad.”


Me parecía ser presa de una pesadilla delirante, y tan solo pensaba en escapar de dicha angustia irracional, que me asfixiaba existencialmente, sin tregua alguna. “Un masaje pornutónico tailandés sería lo ideal, en estos momentos” era lo que realmente revoloteaba, inconscientemente y a ratos, dentro de mi cabeza, con el único objetivo de obviar el presente - en busca de una sanidad mental; la cual, se antojaba, a ratos, utópica.

Mi primera intención fue la de denunciar el suceso ante las autoridades; aunque, al final, me vine atrás cuando recordé los innumerables casos de turistas europeos que habían sido injustamente acusados de crímenes no cometidos y encarcelados indefinidamente, por falta de pruebas - en Ciudad de México, por poner un ejemplo: “es evidente que la justicia mexicana y la corrupción suelen ser primas hermanas; aunque esto sea un mal endémico que reina en toda Latinoamérica.” Por otra parte, necesitaba, en esos instantes, pasar página y abandonar, de una puñetera vez, ese antro - nido de moscas, infección y fetidez - hasta que decidiese qué rumbo tomar: no tenía nada claro lo de seguir en la empresa, y menos en ese “cuchitril inmundo” durante las tres próximas semanas; Así que, ni corto ni perezoso, me duché, lo más rápido que pude, titiritando, con dos compañeros inseparables: “intranquilidad” y “desasosiego” - no sin antes apuntalar la entrada de la habitación con la única silla que había en “el puto cuartucho de mala muerte”.

Entre tanto me abotonaba la camisa negra a rayas, una voz de hombre embriagado daba la bienvenida a Tijuana a todo aquel que, como yo, se sintiese en un territorio de nadie, vociferando, sin parar: “si no me traes la troca, como te dijo Pancho, te voy a dar un chingazo en la madre, pendejo pinche güey… ¡es tu chingá vieja o la troca! ¡tu decides cabrón!” Así que de repente me asaltó un pensamiento, al terminar de calzarme los zapatos negros, de charol: “era el pasajero ideal, viajando hacia un destino totalmente aterrador e incierto – un reo indefenso y enjaulado en una selva atroz y despiadada.” De ahora en adelante tendría que andar con pies de plomo, si no quería terminar con el plomo en el cuerpo y los pies por delante.


Friday, April 17, 2009

TRASMUTACIÓN I


Verano del 2007. Acabo de arribar al aeropuerto internacional de Tijuana; el calor es insoportable, el aire insufrible y las moscas hacen de pegajosas concubinas. A las afueras de la terminal, toda una fila de taxistas engominados y pintados de sudor, no cesan de hacerme gestos, con sus pañuelos mugrientos; quieren desvalijarme dentro de un Volkswagen Beetle, “made in Chingapur.” De camino al motelito “Acábame Papi Rico,” costeado en su totalidad por la empresa informática “miamense,” para la cual trabajaba, no dejo de pensar que nada mas llegar, necesitaría “desfogarme etílicamente” con un par de putas de callejón – todo esto antes de comenzar, la insufrible jornada laboral intensa de veinticuatro horas, a la semana, durante quince días estresantes y a tope: ¡la empresa paga!

Menudo “conejillo de indias” en busca de un lugar en donde descansar los pensamientos: acababa de salir de una relación intensamente agobiante, con la perfecta secretaria - “la señorita Sonrisitas Colgate”; ¡si!, de las nuevas chicas modelito “trepa” que utilizan a los hombres con experiencia en la empresa, al igual que uno solía usar, de peque, la cabeza de un perrillo de peluche, apodado “el popis”, para jugar al futbito - arrastrándola y pateándola por medio parquet de la salita de estar.

Quemado y exhausto, no podía dejar de cavilar sobre el verdadero sentido del amor - aunque no sirviese de nada, en esos momentos, pensando que “el verdadero amor es aquel que encuentra su reciprocidad en la importancia que se le de a la persona estacionada en la otra orilla - todo lo demás es pura falacia argumentativa.” Es lo que tiene la frialdad del sudor en soledad: te penetra hasta el tuétano de las ideas y te sugiere usar, de ese momento en adelante, una lupa para analizar indiscriminadamente a “los demás”, como si fuesen minúsculas hormigas en una “metrópolis” de Fritz Lang. Gran mecanismo de defensa esto de emplear la infalibilidad subjetiva, en situaciones de descomunal impotencia argumentativa.

No dejaba de pensar que todo mi presente me importaba una mierda y que, de ese momento en adelante, procuraría cerrar “el chiringuito”, por falta de premisas en mi contra. A todo esto, continuaban aturdiéndome mis monstruos del pasado y me urgía escapar, esa precisa noche, con la concupiscencia, con el gozo y con una botella de “José Cuervo” entre pecho y espalda; así que, puse manos a la obra: antes de todo, pretendía ducharme con shampoo, meneándomela efusivamente sin parar, para evitar el engorro de tener que remunerar, demasiado pronto, al dúo dinámico “Tres Segundos Lésbicos con Pili y Mili.”

En el cuarto de baño, al lado del lavamanos, entre dos jaboncillos, curiosamente envueltos con papel “color-perla-caribeña”, avisté un sobre color barquillo que portaba una pequeña nota, escrita con bolígrafo rojo, sobre fondo azul pastel. Quizás alguien se la había dejado atrás, sin haberla leído. Pensé, en la brevedad del momento, que a lo mejor no era de mi incumbencia transgredir los pensamientos ajenos; pero, mis dedos no dejaban de devorarla, y mis ojos no podían evitar violar la intimidad de su silencio, el cual se me revelaba así:

“¿Porqué lo hiciste?
Yo sólo me dejé llevar por mis instintos más básicos. No pude irme de allí, tras observarte en tu cama, durmiendo desnudo, con tu cuerpo provocador llamando, gritándoles a mis lujuriosos labios….
Cuando empecé a degustar el delicioso sabor de tu sexo tú te despertaste y empecé a sentir crecer tu excitación en mi boca. No te quejaste entonces. Sólo gemías de placer. No era rechazo lo que sentía mientras sujetabas mi cabeza y movías tus caderas. Me excitaba excitarte. Me corrí cuando te corriste. Sacié mi sed y mi hambre de tu polla.
¿Porqué me denunciaste entonces? ¿Crees que seré capaz de rehabilitarme de mis deseos de comerme cada centímetro de tu cuerpo? Estoy enferma de ti y pienso reincidir cada vez que me dejes. En cuanto salga de esta cárcel volveré a buscarte y estoy segura de que tú también.”

Al instante, mi transpiración cesó, quedé desplomado y al desnudo: alicaído, suspendido dentro de una bañera sin fondo – vacía - de paredes blancas; recuerdo, haber dejado deslizar la nota al suelo, como si su tinta destilase un éter que me maniataba, aprisionando mi realidad contra la indeseable introspección cognitiva de lo desconocido en mí; anonadado y sin escapatoria, todo mi ser se estremecía violentamente, mientras un chillido se adueñaba de mis entrañas. El chillido se multiplicaba, en cientos y miles de aullidos, para crear una sola voz, que a su vez se distorsionaba en varios chirridos, evaporándose en un único grito que rezaba así: “creo que, a partir de ahora, me dedicaré a la taxidermia – tengo experiencia en eso de experimentar con agujas y ciertas mariposas tropicales.”

Saturday, April 11, 2009

EL CASO DE LA MISIONERA DOROTHY SLANG



La Hermana Becky Spires, una de las amigas más cercanas de la misionera, durante el esperpéntico juicio, hace el siguiente comentario: “brazilians say that ’God’s justice may take a while coming, but never fails’; while human justice fails.” (“los brasileños suelen decir que ‘la justicia divina puede tardar en llegar, pero no falla’; mientras que la justicia del hombre falla.”) Los que conocieron a la hermana Dorothy Stang, dicen que su acentuado carácter activista siempre en favor de los pobres y desarraigados, al igual que, el evitar la deforestación ilegal de la selva amazónica - por parte de las madereras y de los todopoderosos hacendados – fueron los dos detonadores que realmente la llevaron a la muerte.

La religiosa norteamericana, de 73 años, fue asesinada el 12 de Febrero del 2005 en un sendero de tierra rojiza, que la lluvia convirtió en barro, a 40 kilómetros del municipio amazónico de Anapu (Pará). Su verdugo: Rayfran Sales das Neves - un pistolero a sueldo, al que acompañaban otros dos (Clodoaldo Batista y Amair Feijoli “Tato”). Previamente, el hacendado Vitalmiro Bastos de Moura (Alias el Bida) había ofrecido a Rayfran unos $50 para que la abatiera, descargando todo el poder de su pistola a quemarropa. El suceso ocurrió a plena luz del día, cuando la misionera rezaba. El asesino, habiéndola disparado seis balazos, mientras ésta yacía sobre un costado, desangrándose y moribunda, la remató salvajemente – asestándola un tiro a la cabeza. La misionera portaba una Biblia en su mano cuando, al cabo de treinta y cinco años de obra misionera, le fue arrebatada impunemente la vida. Regivaldo Galvão es otro hacendado que tomó parte en dicho crimen. Regivaldo, hoy en día, se dedica a sus “negocios” y vive tranquilamente en libertad, pendiente de un proceso que nunca llega. A éste último se le imputan diversos crímenes, acontecidos cerca de la carretera Transamazónica - construida en los ’70 por el gobierno militar brasileño.



“La hermana Sol”, como algunos la llamaban, era miembro de la congregación de las Hermanas de Notre Dame de Namur y vistió los hábitos, por primera vez, en el convento de Cincinnati, en 1956; desde su llegada a Brasil, en 1966, se dedicó a establecer y a liderar la implantación de proyectos agrícolas para la sustentación del pueblo en la región de Anapu (“ruido fuerte” en guaraní). Los Proyectos de Desarrollo Sustentable (PDS), en dicha región amazónica, promovían la alimentación y el sustento de las familias, sin abusar de la naturaleza y del medio ambiente. Este medio de subsistencia, va claramente en contra de los intereses creados, por parte de los grandes hacendados y madereros de esta zona del mundo. Con lo cual, no es raro que haya sido, previamente a su asesinato, objeto de todo tipo de amenazas de muerte, por parte del poder establecido.

Por otra parte, no es raro que la policía municipal, con sus guiños constantes a la extorsión, a la hipocresía y al cinismo de los “grilleros”, también tenga una gran parte de culpa en todo esto. Del mismo modo, el abogado defensor, Américo Leal, escudado detrás del poder generado por los intereses creados, en un alarde de desfachatez, hace la siguiente declaración, en tono jocoso: “¿Justicia? Esta cosa de la justicia es muy complicada. Si miras a través de la ventana ves el infinito. No sabes donde comienza y donde finaliza, los árboles y las estrellas. No puedes entenderlo como no puedes entender a la justicia. Es un enorme misterio.” Toda una declaración escalofriantemente maquiavélica de un abogado bananero en pro de la injusticia y el triunfo de la inmoralidad, del atropello y del abuso.



Producto del juicio, Rayfran Sales das Neves, hoy en día sirve una condena de 30 años de cárcel, al haberse declarado finalmente culpable del crimen, después de que el juicio experimentase una serie de boicots por parte de esa “mano negra” que maneja las riendas del poder en toda Latinoamérica: “los hacendados.”

En Mayo del 2008, Vitalmiro Bastos de Moura fue absuelto por el Tribunal de Jurados, al haber presentado un video casero que presuntamente le terminaría eximiendo de todo cargo.

Amnistía Internacional ha afirmado, en un comunicado oficial del 8 de Abril del 2009, que la decisión de El Tribunal de Justicia del Estado de Pará, al reabrir el caso de la misionera el 7 de Abril de este año, para encarcelar a Regivaldo Galvão y a Vitalmiro Bastos de Moura "ofrece la oportunidad para que sea cumplida la justicia en un estado donde defensores de los derechos humanos y activistas sociales viven amenazados." Actualmente, “el Bida” está en un proceso de busca y captura, por las autoridades del lugar.



Los habitantes de la región cuentan que los todopoderosos “estancieros” de la región, la noche del crimen, lanzaron bengalas y convidaron “a todo hijo de buen vecino”, a cerveza en bares y tabernas, para celebrar la muerte de la misionera. Era evidente que la tuviesen por su principal enemiga, al ser considerada como el “Alma Mater” del Proyecto de Desarrollo Sustentable “Esperanza.” De la investigación ordenada por el presidente Lula da Silva, se desprende, de las evidencias fehacientes, que el objetivo principal de dichos hacendados y madereros, acostumbrados a expropiarse de grandes hectáreas fiscales esgrimiendo fraudulentos títulos de propiedad, era la obtención de las tierras asignadas al proyecto de la Hermana Dorothy, aunque fuera a punta de pistola – como precisamente así hicieron.

Actualmente, aunque el gobierno haya intervenido muchas de estas tierras amazónicas, en favor del proyecto PDS, la implementación sigue siendo dudosa y cuestionable. Se calcula que el nivel actual de deforestación, en El Amazonas, asciende a 20 millas cuadradas al día.


La hermana Dorothy dio su vida en el PDS llamado “Esperanza.” El simbolismo se hace patente, dado que la hermana derramó su sangre en un territorio en el que “la esperanza” es el único sostén de sus habitantes; esperanza de que algún día estas tierras puedan librarse del yugo de los terratenientes sin escrúpulos que la tiranizan y violentan, día a día. El pueblo, canta frente a su tumba lo siguiente:

“Fue por defender la vida
del pueblo masacrado
que la hermana Dorothy
perdió su vida
y derramó su sangre,
en la jungla del amazonas.
Cuantas lágrimas, cuanto dolor,
tanta sangre derramada
por las manos del opresor.”

El “pecado” de la religiosa, ante los estancieros de la región, fue el haberse movido con toda libertad entre los campesinos y los movimientos sociales. Eso fue algo que nunca le fue perdonado y por lo que finalmente tuvo que pagar con su vida. “El asesinato de Dorothy fue instigado por aquellos que se oponían a su trabajo en defensa de los sin tierra y por la preservación de la floresta”, nos relata la Hermana Mary. El hacendado Francisco Alberto de Castro, presidente del Sindicato de Ganaderos de Pará, o José Roberval de Souza, líder del Sindicato de Madereros, por poner un ejemplo, aseguran que "están convirtiendo en mártir a una monja que invadía tierras, una mujer que creaba desorden. Ella era el mayor problema que tenía la región. Decir que era una santa es una falsedad".

Monday, March 30, 2009

CONSERVADURISMO A LA AMERICANA

Encontramos el típico obrero de una fábrica metalúrgica, encargado de apretar tornillos sin parar en una cadena de montaje. De repente, se escucha, en una oficina acristalada: “¡la producción en cadena es el modelo a seguir…señores!” Precisamente eso es lo que siempre dicen algunos, mientras leen el diario matinal, con una taza de café, opinando a diestra y siniestra sobre guerras que jamás tendrán el coraje de combatir con sus lágrimas, el sudor de “los suyos” y la sangre de sus seres queridos...



Un día, el obrero, debido al estrés autómata y rutinario, del que padece constantemente, pierde los papeles por completo y termina creando el caos total en su entorno: todo lo concibe como un tornillo - producto de una histérica e incontrolable demencia pasajera. Después de recuperarse del ataque de nervios, regresa a la hostilidad callejera, sin trabajo, para verse injustamente acusado de promover una rebelión y es encarcelado. Una vez puesto en libertad, se encuentra con que la vida en la calle es dura y complicada; por lo que decide regresar a la cárcel… ¿”El cuerpo del delito”? Pues… ¡un trozo de pan! ¿El plan? Pues… inculparse a sí mismo del robo de un trozo del “cuerpo del delito.” En realidad, dicho cacho de pan ha sido, previamente, hurtado por una mendiga hambrienta, en busca de algo que echarse a la boca. Ambos terminan juntos, buscando trabajo, en medio de la depresión americana de 1930 - en la calle, sin presente, ni futuro.

De repente se le presenta una nueva oportunidad, al errante bohemio, y consigue regresar a la fábrica; aunque, la fábrica cierra sus puertas, por una huelga masiva de trabajadores, y éste se ve involucrado en un disturbio – durante la huelga; con lo cual es, de nuevo, injustamente encarcelado; se le imputa el delito de agresión a la autoridad - a un policía.

Al salir de la celda de castigo, se reencuentra con la mísera huérfana; y la susodicha le consigue un empleo estable de camarero, en la cafetería en donde la chica trabaja. Un día llegan los que están a cargo del orfanato - de donde ésta se fugó, por maltratos - y la echan el guante; aunque, finalmente, logra escapar, con la invaluable ayuda del “trotamundos.”

La escena final es: ella llorando desconsoladamente y él tratando de animarla para que recupere su sonrisa y no pierda la esperanza; mientras, se puede ver como sus dos figuras, unidas en el horizonte, se van alejando, poco a poco.

La película fue escrita, dirigida y protagonizada por Charlie Chaplin, en 1936 – durante la Gran Depresión.

“Tiempos Modernos” es una crítica directa a las injusticias y atropellos a los cuales se ven siempre sometidos los obreros en tiempos de convulsión económica, como los vividos en los años ´30. Y es que puede que la producción en cadena y la masiva industrialización experimentada a principios del siglo pasado hayan provocado semejante situación… la verdad es que no lo sé, a ciencia cierta; lo que si resulta ser evidente, desde mi punto de vista, es que esta historia siempre termina por repetirse cada “x” tiempo.

“Tiempos Modernos” es considerado como un ejemplo del cine de crítica social. Charlie Chaplin, logró crear un personaje kafkiano, por naturaleza, aunque cargado de esa ironía que te ayuda a sobrellevarlo todo y a sobrevivir en un mundo adverso y desfavorable - todo un producto de la alienación humana, un ser sumamente sensible ante cualquier tipo de injusticia cometida por y para la sociedad moderna: Charlot - todo un antihéroe social, convertido en metáfora del escape cotidiano hacia el optimismo.

“Tiempos Modernos” resultó ser un film que consiguió desafiar a los sectores más puritanos y clasistas de la sociedad americana, los cuales se sintieron tan sumamente ofendidos e irritados que, ya por aquel entonces, empezaron a “tomarle la matrícula” a Chaplin.

En 1940, Chaplin sacó, a la gran pantalla, “El Gran Dictador”: una crítica contra todas las dictaduras y fascismos. Dicha parodia de Adolf Hitler y Benito Mussolini cosechó gran cantidad de críticas, por parte de la opinión pública, al no haber sido entendido el mensaje pacifista de Chaplin. Poco a poco, fue ganándose un puesto de honor en las listas negras del Mccarthismo; y, en plena “caza de brujas,” el Comité de Actividades Antiestadounidenses lo acusaría de ejercer “supuestas actividades antiamericanas.”

Sus ideas progresistas y una falsa acusación de una antigua ex, lograron que en 1947 comenzase su proceso de deportación. En 1952 emigración lo deportó, junto a toda su familia, bajo las acusaciones de “pertenecer al Partido Comunista, así como de graves delitos contra la moralidad y de formular declaraciones que demuestran una actitud hostil y de menosprecio hacia el país gracias a cuya hospitalidad se ha enriquecido.”

En 1971 le fue otorgado el Óscar Honorífico y se le permitió regresar a los Estados Unidos de América. Durante la gala de los oscares, Chaplin – todo un genio del cine mudo, se dirigía al público estadounidense, con su distintivo ingenio y elegante mordacidad, al decir: “las palabras parecen tan insignificantes, tan inútiles. Sólo puedo decir que... gracias por el honor de ser invitado aquí, y... oh son gente maravillosa y dulce, gracias.” Nunca jamás volvería a residir en los Estados Unidos de América, por decisión propia.

Monday, March 23, 2009

THE MESSAGE IS LOVE (El Mensaje es Amor, 1979)

Barrence Eugene Carter, mejor conocido por su nombre artístico como Barry White, nació el 12 de septiembre de 1944 en plena era segregacionista estadounidense, en el sur de los Estados Unidos, en Galveston, Texas; aunque, terminó criándose en pleno geto negro de South Central, en Los Ángeles, California – una zona con alto nivel de criminalidad. A los 17 años fue encarcelado por haber robado una serie de neumáticos Getz, valorados en $30,000.

Un día escuchando la canción de Elvis Presley "It's Now or Never” (“Es ahora o nunca”), en una vieja radio de la celda, en donde se encontraba, se dio cuenta que tendría que cambiar el rumbo de su vida. Después de servir la sentencia de cuatro meses, se alejó del mundejo suburbano del ampa, para comenzar - a finales de los ‘50 y principios de los ’60 - componiendo y colaborando con diferentes grupos musicales. A mediados de los ’60 empezó su carrera en solitario, en el mundo de la música; y ésta le llevaría a obtener cinco Grammys - entre otros premios - como productor, compositor, cantante, arreglista y director de orquesta. También apadrinó a varios grupos musicales, por lo que recibió el apodo de “El Maestro”.

En 1969 creó La Love Unlimited Orchestra, con la que llegó a vender por aquel entonces más de 100 millones de discos; también, fue galardonado con varios álbumes y singles de oro y platino.



En los ´70 desarrolló un nuevo estilo de Funk y Soul orquestral, que combinados con suaves melodías sinfónicas, empleando violines y algunos arreglos instrumentales, logró crear el germen apropiado para que surgiera un nuevo género de música denominado "Disco" y otros sonidos etéreo sinfónicos que caracterizaban a grandes grupos, de aquellos tiempos, como La Electric Light Orchestra, Sal Soul, y Van Mckoy - por poner tres ejemplos. Es por ello que, hoy en día, Barry White es reconocido, dentro del ambiente musical, como todo un precursor y genio de la Música Disco.



Entre sus temas discográficos (instrumentales y no instrumentales) más destacados se encuentran:
"Love’s Theme" (Tema de Amor),
"Forever in Love" (Enamorado por siempre),
"Rhapsody in White" (Rapsodia en Blanco),
"Let the music play" (Deja que Suene la Música),
”Can't Get Enough Of Your Love Baby” (“No puedo conseguir bastante de tu amor”),
y ”Never Never Gonna Give You Up” (“Nunca Nunca te dejaré”), entre otros muchos.

Barry White, murió a la temprana edad de 58 años, en el Hospital Cedars-Sinai, en Los Ángeles, el 4 de julio del 2003 - día de la independencia de los Estados Unidos de América, a la espera de un transplante de riñones que nunca llegó; dicha disfunción renal fue producto de la hipertensión que padecía, producto de su peso y de las drogas que había consumido durante toda su carrera artística.



La ironía de la vida es ver como un hombre de tal calibre muere endeudado, sólo, en un hospital californiano, cuando precisamente se rumorea que, en un momento de su carrera artística, llegó a ser el artista mejor pagado del mundo.