Wednesday, April 29, 2009

SIN ALIENTO


Sin aliento y torturado
por tu oscuridad
agazapada entre espinos y dagas,
inexpugnablemente dominante y altiva
calculadora y desafiante:
tu frío me derrite entre las sombras;
¿por que martirizas sin piedad?
¿por que cada pensamiento que albergas
humilla con zarpazos demoledores?

Sin aliento y torturado,
aquí yace mi carcasa,
rota por tú vil, y despiadada naturaleza,
por tus secretos, por tus despóticas ideas,
por tu maquiavélico embrujo,
por tu hipocresía teatral,
adornada con pinceladas de un trivialismo atroz
y recubierto por negras sábanas de lino.

Sin aliento y torturado,
siegas toda confianza en ti depositada,
para luego desvelar las cenizas de tu sequedad
más absoluta;
y cabalgas día a día devorando al nido con su paloma
mientras te relames en tu tortuoso mundo,
que encierras en cajas sin cerrojo.

Sin aliento y torturado
por tu miseria, la cual arrastras a cada paso;
que, como surcos profundos en el desierto,
se nutren de cada lágrima derramada
sin dejar nada…
Y la Nada me abruma, y la Nada impera
en nuestro micro-mundo hueco y vacío.

Sin aliento y torturado;
hoy tu compañía, vista desde el horizonte infinito,
emerge como un espejismo brutal,
un pasaje medio borroso en un libro casi olvidado,
banal y sin sentido,
un tanto desabrido y monótono.

Sin aliento y torturado:
es ahora cuando todo tu engranaje sale a flote,
cuando te percibo como lo que eres
¡sin tapujos, ni mentiras!
y puedo leer tu desorganizado pensamiento:
¡en verdad, resulta ser grotesco y monstruoso!
Tu que has fumado el opio del poder,
¡te has embriagado!
Tu que has creado caos desde tu gélido rincón,
jugando con lo prohibido,
¡nunca te has quemado!
A ti, se te ha permitido tejer telas
para capturar y devorar, como el grajo,
los frutos ofrecidos en la palma de mi mano.

Pero...
quizás un día,
desde la distancia,
desde el anonimato,
alguien nos observe en lo que será nuestro pasado,
y revele las carencias de este presente que aún vivimos,
un universo agónico y brutal,
híbrido y sin contenido,
engalanado con las más esperpénticas pesadillas,
¡despeñado al abismo,
carente de un pasado fructífero al que agarrarse!
Y se rasgará el velo del olvido,
para revelar que todo lo que tocas se torna
en un mar de dudas,
sin aliento y torturado.

-- Riki; Miami, 2008-2009.


Thursday, April 23, 2009

TRANSMUTACIÓN II


El reloj, encima de la mesilla de noche, dentro de la habitación del motel, marcaba las cero horas; era la primera semana de julio, y el bochorno nocturno, húmedo, fétido y sofocante, penetraba apabullante, con suma autoridad, a través de la persiana de bambú que cubría la trampilla, entreabierta; la cual, enlazaba el cuarto de baño con el callejón posterior de la hostería.

A la primera bocanada de aire - una vez recuperado de la abrupta y repentina pérdida de conciencia - le siguió un sabor repulsivo a sangre, que inundaba indiscriminadamente el interior de las encías y parte de la comisura de mis labios - secos y cuarteados, por la excitación de la que era presa. Poco a poco, A medida que transcurrían los segundos, percibía el efecto de la circulación sanguínea desentumeciendo todas y cada una de mis extremidades, hasta lograr anclarse en las puntas de las falanges, con una virulencia voraz. A continuación, los párpados comenzaron a revolotear, en un intento obstinado e impaciente de comprobar la funcionalidad de todos los órganos vitales en mi sistema locomotriz. Al instante, el sonido resurgió atolondradamente, y todo comenzó a dar vueltas: los tímpanos parecían estallar, siguiendo los sistemáticos acordes locomotores del “I’m waiting for my man”, de Lou Reed.




El bullicio estruendoso, que se colaba por la rendija de las ventanas de mi percepción cognitiva, ya no era solamente una consecuencia del ruido estereofónico, irradiado desde “La Tasca Pancho” – en donde además de licor se rendía culto al sexo a granel, sino el compendio de toda una serie de pensamientos que me perturbaban, hasta producir un atolondramiento general: el cual se intuía transitorio.

Seguidamente, conseguí levantarme erguido, con alguna que otra dificultad, de un suelo con adoquines falsos, color granate: en donde, minutos antes, yacía, boca abajo, y sin sentido. Pude comprobar, en ese preciso momento, como la cabeza me daba tumbos anárquicamente: divisé - a simple vista - a un costado de la cama, una botella transparente, recostada - medía vacía - de tequila “Gran Patrón Platinum.” Pensé que “no habría sido yo el que la hubiese podido comprar y menos consumir - al no haber parado en ningún establecimiento, durante el trayecto del aeropuerto a la dichosa bañera… aunque…” la intoxicación etílica se evidenciaba en mis propias carnes; ya que, mi “batiburrillo” mental indicaba que había habido un antes y un después.

De hecho, había perdido completamente la noción de lo que había sucedido hace tan solo unas cuantas horas; la amnesia inducida, que padecía, era la verdadera causante de los múltiples temblores que sobrellevaba: había perdido el "control"; sin lugar a dudas, mi invulnerabilidad había sido comprometida, violentada y ultrajada; pero “¿por quien y porqué?” Era esto último lo que se adueñaba de todo mi raciocinio, constantemente: nada parecía tener sentido.



Por un segundo, me sentí como si estuviese en las entrañas de una ballena, en medio del “Océano Soledad”; y, al girar la cabeza de lado a lado, caí desplomado al suelo: derrotado, presa del pensamiento residual que aún anidaba en mi subconsciente - “había sido roto en mil pedazos” como un muñeco de trapo y cerámica.

En medio de todo este desasosiego, me vino a la mente la “lameluza” de la Manuela (“la señorita Sonrisitas Colgate”); digamos que sus estupideces “pijoteras”, triunfalistas, “anatómicamente horteras, y ortopédicas,” seguían resonando en mí, como el ruido de un mortero a quemarropa; no obstante, los acordes del “Evil Woman”, de la “Electric Light Orchestra”, machacaban la séptima vértebra de mi maltrecha columna con una de esas frases futuristas que me terminarían por dar, inexorablemente, la razón: “el tonto y su dinero pronto toman caminos separados.”



Intentaba salir de mi perplejidad, y sin embargo, permanecía en un estacionario estado de shock - con las piernas temblorosas y el corazón a ciento noventa pulsaciones por minuto; pretendía avanzar, sigilosamente, arrastrando las piernas por toda la habitación, hasta llegar al armario empotrado; y, al llegar al armario, mi estupefacción alcanzó límites insospechados, cuando descubrí que todo mi equipaje había sido vaciado por completo: todas y cada una de las americanas, corbatas, de los pantalones y de las camisas habían sido cuidadosamente colgadas, individualmente, en perchas; mientras que los cajones del armario portaban toda y cada una de las prendas de ropa interior que había empaquetado cuidadosamente, una noche antes de subir al avión. Los zapatos estaban alineados y al abrir la billetera, comprobé que todo seguía en su sitio, incluido el dinero, y las tarjetas de crédito.

Mi cerebro no conectaba con otra cosa que no fuera buscar la carta; la cual, tuve en mis manos, antes de haber sido presa de un destino surrealista. Por este motivo, en pleno ataque de improvisación inconsciente, me abalancé, sin pensarlo, sobre la bañera, en busca del papel en cuestión; removí cielo y tierra, rastreando sin rumbo fijo por todo el cuarto de baño y por cada uno de los entresijos de la habitación, sin otra alternativa que llegar a la conclusión de que alguien había entrado en mi habitación - sin mi consentimiento - con el único propósito de manosear toda mi intimidad. Un sentimiento, que nunca había experimentado antes: la impotencia se apoderó totalmente, por unos instantes, de toda mi esencia.

En mi sufrida búsqueda, pude comprobar como el cepillo y la pasta de dientes habían sido minuciosamente colocados dentro del armario del cuarto de baño; y es, precisamente en ese momento, cuando el pavor me inundó, por completo, al manifestarse, a través del espejo, marcas múltiples, a lo largo de toda la longitud de mi pene, hasta llegar al prepucio, como si mi miembro viril hubiese sido objeto de una especie de juego perverso de carácter sadomasoquista, mordaz y aleatorio. No tardé en comprobar las mismas marcas en las muñecas y en los tobillos: pequeños surcos producidos por amarras de índole desconocido: cuerdas rojas que pude encontrar, cortadas a pedacitos, en el fondo del cesto de la basura - junto a unas tijeras, y al cuerpo de un plumífero animal descabezado.

Siguiendo el rastro ensangrentado, creado por el cuerpo guillotinado y sin vida del indefenso pollastre, descubrí, ante a mi convulso estupor, debajo de la base de la cama, una vela negra, recién apagada, una vasija con sangre, la cabeza recién seccionada de un pollo, y un papel doblado, en cuatro partes, escrito con sangre, que ponía: “suppixelp suanad.”


Me parecía ser presa de una pesadilla delirante, y tan solo pensaba en escapar de dicha angustia irracional, que me asfixiaba existencialmente, sin tregua alguna. “Un masaje pornutónico tailandés sería lo ideal, en estos momentos” era lo que realmente revoloteaba, inconscientemente y a ratos, dentro de mi cabeza, con el único objetivo de obviar el presente - en busca de una sanidad mental; la cual, se antojaba, a ratos, utópica.

Mi primera intención fue la de denunciar el suceso ante las autoridades; aunque, al final, me vine atrás cuando recordé los innumerables casos de turistas europeos que habían sido injustamente acusados de crímenes no cometidos y encarcelados indefinidamente, por falta de pruebas - en Ciudad de México, por poner un ejemplo: “es evidente que la justicia mexicana y la corrupción suelen ser primas hermanas; aunque esto sea un mal endémico que reina en toda Latinoamérica.” Por otra parte, necesitaba, en esos instantes, pasar página y abandonar, de una puñetera vez, ese antro - nido de moscas, infección y fetidez - hasta que decidiese qué rumbo tomar: no tenía nada claro lo de seguir en la empresa, y menos en ese “cuchitril inmundo” durante las tres próximas semanas; Así que, ni corto ni perezoso, me duché, lo más rápido que pude, titiritando, con dos compañeros inseparables: “intranquilidad” y “desasosiego” - no sin antes apuntalar la entrada de la habitación con la única silla que había en “el puto cuartucho de mala muerte”.

Entre tanto me abotonaba la camisa negra a rayas, una voz de hombre embriagado daba la bienvenida a Tijuana a todo aquel que, como yo, se sintiese en un territorio de nadie, vociferando, sin parar: “si no me traes la troca, como te dijo Pancho, te voy a dar un chingazo en la madre, pendejo pinche güey… ¡es tu chingá vieja o la troca! ¡tu decides cabrón!” Así que de repente me asaltó un pensamiento, al terminar de calzarme los zapatos negros, de charol: “era el pasajero ideal, viajando hacia un destino totalmente aterrador e incierto – un reo indefenso y enjaulado en una selva atroz y despiadada.” De ahora en adelante tendría que andar con pies de plomo, si no quería terminar con el plomo en el cuerpo y los pies por delante.


Friday, April 17, 2009

TRASMUTACIÓN I


Verano del 2007. Acabo de arribar al aeropuerto internacional de Tijuana; el calor es insoportable, el aire insufrible y las moscas hacen de pegajosas concubinas. A las afueras de la terminal, toda una fila de taxistas engominados y pintados de sudor, no cesan de hacerme gestos, con sus pañuelos mugrientos; quieren desvalijarme dentro de un Volkswagen Beetle, “made in Chingapur.” De camino al motelito “Acábame Papi Rico,” costeado en su totalidad por la empresa informática “miamense,” para la cual trabajaba, no dejo de pensar que nada mas llegar, necesitaría “desfogarme etílicamente” con un par de putas de callejón – todo esto antes de comenzar, la insufrible jornada laboral intensa de veinticuatro horas, a la semana, durante quince días estresantes y a tope: ¡la empresa paga!

Menudo “conejillo de indias” en busca de un lugar en donde descansar los pensamientos: acababa de salir de una relación intensamente agobiante, con la perfecta secretaria - “la señorita Sonrisitas Colgate”; ¡si!, de las nuevas chicas modelito “trepa” que utilizan a los hombres con experiencia en la empresa, al igual que uno solía usar, de peque, la cabeza de un perrillo de peluche, apodado “el popis”, para jugar al futbito - arrastrándola y pateándola por medio parquet de la salita de estar.

Quemado y exhausto, no podía dejar de cavilar sobre el verdadero sentido del amor - aunque no sirviese de nada, en esos momentos, pensando que “el verdadero amor es aquel que encuentra su reciprocidad en la importancia que se le de a la persona estacionada en la otra orilla - todo lo demás es pura falacia argumentativa.” Es lo que tiene la frialdad del sudor en soledad: te penetra hasta el tuétano de las ideas y te sugiere usar, de ese momento en adelante, una lupa para analizar indiscriminadamente a “los demás”, como si fuesen minúsculas hormigas en una “metrópolis” de Fritz Lang. Gran mecanismo de defensa esto de emplear la infalibilidad subjetiva, en situaciones de descomunal impotencia argumentativa.

No dejaba de pensar que todo mi presente me importaba una mierda y que, de ese momento en adelante, procuraría cerrar “el chiringuito”, por falta de premisas en mi contra. A todo esto, continuaban aturdiéndome mis monstruos del pasado y me urgía escapar, esa precisa noche, con la concupiscencia, con el gozo y con una botella de “José Cuervo” entre pecho y espalda; así que, puse manos a la obra: antes de todo, pretendía ducharme con shampoo, meneándomela efusivamente sin parar, para evitar el engorro de tener que remunerar, demasiado pronto, al dúo dinámico “Tres Segundos Lésbicos con Pili y Mili.”

En el cuarto de baño, al lado del lavamanos, entre dos jaboncillos, curiosamente envueltos con papel “color-perla-caribeña”, avisté un sobre color barquillo que portaba una pequeña nota, escrita con bolígrafo rojo, sobre fondo azul pastel. Quizás alguien se la había dejado atrás, sin haberla leído. Pensé, en la brevedad del momento, que a lo mejor no era de mi incumbencia transgredir los pensamientos ajenos; pero, mis dedos no dejaban de devorarla, y mis ojos no podían evitar violar la intimidad de su silencio, el cual se me revelaba así:

“¿Porqué lo hiciste?
Yo sólo me dejé llevar por mis instintos más básicos. No pude irme de allí, tras observarte en tu cama, durmiendo desnudo, con tu cuerpo provocador llamando, gritándoles a mis lujuriosos labios….
Cuando empecé a degustar el delicioso sabor de tu sexo tú te despertaste y empecé a sentir crecer tu excitación en mi boca. No te quejaste entonces. Sólo gemías de placer. No era rechazo lo que sentía mientras sujetabas mi cabeza y movías tus caderas. Me excitaba excitarte. Me corrí cuando te corriste. Sacié mi sed y mi hambre de tu polla.
¿Porqué me denunciaste entonces? ¿Crees que seré capaz de rehabilitarme de mis deseos de comerme cada centímetro de tu cuerpo? Estoy enferma de ti y pienso reincidir cada vez que me dejes. En cuanto salga de esta cárcel volveré a buscarte y estoy segura de que tú también.”

Al instante, mi transpiración cesó, quedé desplomado y al desnudo: alicaído, suspendido dentro de una bañera sin fondo – vacía - de paredes blancas; recuerdo, haber dejado deslizar la nota al suelo, como si su tinta destilase un éter que me maniataba, aprisionando mi realidad contra la indeseable introspección cognitiva de lo desconocido en mí; anonadado y sin escapatoria, todo mi ser se estremecía violentamente, mientras un chillido se adueñaba de mis entrañas. El chillido se multiplicaba, en cientos y miles de aullidos, para crear una sola voz, que a su vez se distorsionaba en varios chirridos, evaporándose en un único grito que rezaba así: “creo que, a partir de ahora, me dedicaré a la taxidermia – tengo experiencia en eso de experimentar con agujas y ciertas mariposas tropicales.”

Saturday, April 11, 2009

EL CASO DE LA MISIONERA DOROTHY SLANG



La Hermana Becky Spires, una de las amigas más cercanas de la misionera, durante el esperpéntico juicio, hace el siguiente comentario: “brazilians say that ’God’s justice may take a while coming, but never fails’; while human justice fails.” (“los brasileños suelen decir que ‘la justicia divina puede tardar en llegar, pero no falla’; mientras que la justicia del hombre falla.”) Los que conocieron a la hermana Dorothy Stang, dicen que su acentuado carácter activista siempre en favor de los pobres y desarraigados, al igual que, el evitar la deforestación ilegal de la selva amazónica - por parte de las madereras y de los todopoderosos hacendados – fueron los dos detonadores que realmente la llevaron a la muerte.

La religiosa norteamericana, de 73 años, fue asesinada el 12 de Febrero del 2005 en un sendero de tierra rojiza, que la lluvia convirtió en barro, a 40 kilómetros del municipio amazónico de Anapu (Pará). Su verdugo: Rayfran Sales das Neves - un pistolero a sueldo, al que acompañaban otros dos (Clodoaldo Batista y Amair Feijoli “Tato”). Previamente, el hacendado Vitalmiro Bastos de Moura (Alias el Bida) había ofrecido a Rayfran unos $50 para que la abatiera, descargando todo el poder de su pistola a quemarropa. El suceso ocurrió a plena luz del día, cuando la misionera rezaba. El asesino, habiéndola disparado seis balazos, mientras ésta yacía sobre un costado, desangrándose y moribunda, la remató salvajemente – asestándola un tiro a la cabeza. La misionera portaba una Biblia en su mano cuando, al cabo de treinta y cinco años de obra misionera, le fue arrebatada impunemente la vida. Regivaldo Galvão es otro hacendado que tomó parte en dicho crimen. Regivaldo, hoy en día, se dedica a sus “negocios” y vive tranquilamente en libertad, pendiente de un proceso que nunca llega. A éste último se le imputan diversos crímenes, acontecidos cerca de la carretera Transamazónica - construida en los ’70 por el gobierno militar brasileño.



“La hermana Sol”, como algunos la llamaban, era miembro de la congregación de las Hermanas de Notre Dame de Namur y vistió los hábitos, por primera vez, en el convento de Cincinnati, en 1956; desde su llegada a Brasil, en 1966, se dedicó a establecer y a liderar la implantación de proyectos agrícolas para la sustentación del pueblo en la región de Anapu (“ruido fuerte” en guaraní). Los Proyectos de Desarrollo Sustentable (PDS), en dicha región amazónica, promovían la alimentación y el sustento de las familias, sin abusar de la naturaleza y del medio ambiente. Este medio de subsistencia, va claramente en contra de los intereses creados, por parte de los grandes hacendados y madereros de esta zona del mundo. Con lo cual, no es raro que haya sido, previamente a su asesinato, objeto de todo tipo de amenazas de muerte, por parte del poder establecido.

Por otra parte, no es raro que la policía municipal, con sus guiños constantes a la extorsión, a la hipocresía y al cinismo de los “grilleros”, también tenga una gran parte de culpa en todo esto. Del mismo modo, el abogado defensor, Américo Leal, escudado detrás del poder generado por los intereses creados, en un alarde de desfachatez, hace la siguiente declaración, en tono jocoso: “¿Justicia? Esta cosa de la justicia es muy complicada. Si miras a través de la ventana ves el infinito. No sabes donde comienza y donde finaliza, los árboles y las estrellas. No puedes entenderlo como no puedes entender a la justicia. Es un enorme misterio.” Toda una declaración escalofriantemente maquiavélica de un abogado bananero en pro de la injusticia y el triunfo de la inmoralidad, del atropello y del abuso.



Producto del juicio, Rayfran Sales das Neves, hoy en día sirve una condena de 30 años de cárcel, al haberse declarado finalmente culpable del crimen, después de que el juicio experimentase una serie de boicots por parte de esa “mano negra” que maneja las riendas del poder en toda Latinoamérica: “los hacendados.”

En Mayo del 2008, Vitalmiro Bastos de Moura fue absuelto por el Tribunal de Jurados, al haber presentado un video casero que presuntamente le terminaría eximiendo de todo cargo.

Amnistía Internacional ha afirmado, en un comunicado oficial del 8 de Abril del 2009, que la decisión de El Tribunal de Justicia del Estado de Pará, al reabrir el caso de la misionera el 7 de Abril de este año, para encarcelar a Regivaldo Galvão y a Vitalmiro Bastos de Moura "ofrece la oportunidad para que sea cumplida la justicia en un estado donde defensores de los derechos humanos y activistas sociales viven amenazados." Actualmente, “el Bida” está en un proceso de busca y captura, por las autoridades del lugar.



Los habitantes de la región cuentan que los todopoderosos “estancieros” de la región, la noche del crimen, lanzaron bengalas y convidaron “a todo hijo de buen vecino”, a cerveza en bares y tabernas, para celebrar la muerte de la misionera. Era evidente que la tuviesen por su principal enemiga, al ser considerada como el “Alma Mater” del Proyecto de Desarrollo Sustentable “Esperanza.” De la investigación ordenada por el presidente Lula da Silva, se desprende, de las evidencias fehacientes, que el objetivo principal de dichos hacendados y madereros, acostumbrados a expropiarse de grandes hectáreas fiscales esgrimiendo fraudulentos títulos de propiedad, era la obtención de las tierras asignadas al proyecto de la Hermana Dorothy, aunque fuera a punta de pistola – como precisamente así hicieron.

Actualmente, aunque el gobierno haya intervenido muchas de estas tierras amazónicas, en favor del proyecto PDS, la implementación sigue siendo dudosa y cuestionable. Se calcula que el nivel actual de deforestación, en El Amazonas, asciende a 20 millas cuadradas al día.


La hermana Dorothy dio su vida en el PDS llamado “Esperanza.” El simbolismo se hace patente, dado que la hermana derramó su sangre en un territorio en el que “la esperanza” es el único sostén de sus habitantes; esperanza de que algún día estas tierras puedan librarse del yugo de los terratenientes sin escrúpulos que la tiranizan y violentan, día a día. El pueblo, canta frente a su tumba lo siguiente:

“Fue por defender la vida
del pueblo masacrado
que la hermana Dorothy
perdió su vida
y derramó su sangre,
en la jungla del amazonas.
Cuantas lágrimas, cuanto dolor,
tanta sangre derramada
por las manos del opresor.”

El “pecado” de la religiosa, ante los estancieros de la región, fue el haberse movido con toda libertad entre los campesinos y los movimientos sociales. Eso fue algo que nunca le fue perdonado y por lo que finalmente tuvo que pagar con su vida. “El asesinato de Dorothy fue instigado por aquellos que se oponían a su trabajo en defensa de los sin tierra y por la preservación de la floresta”, nos relata la Hermana Mary. El hacendado Francisco Alberto de Castro, presidente del Sindicato de Ganaderos de Pará, o José Roberval de Souza, líder del Sindicato de Madereros, por poner un ejemplo, aseguran que "están convirtiendo en mártir a una monja que invadía tierras, una mujer que creaba desorden. Ella era el mayor problema que tenía la región. Decir que era una santa es una falsedad".