Sunday, December 13, 2009

A mi las que me gustan son las malas…

…esas que te van comiendo el corazón, a milimétricos bocaos de piraña, y te exprimen tu salsa con sus angustias, en un abrir y cerrar de ojos.

Está visto que me gustan “las malas” ibéricas “pata negra con sello de denominación de origen Japutuelo”. Las que van arañando y “vampirizando” la autoestima del personal. Es el principio del vacío existencial lo que las transmuta en insensibles figurines álgidos, en sistemáticas depredadoras de mirada impertérrita: malas putas-zorras de callejón urbano, conceptualmente hablando. Y así me va ¡claro!



Pero, ayer me propuse cambiar mi forma de ser con respecto a esta “debilidad”, la cual me lleva de cabeza y martiriza. Nunca jamás seria el eterno “calzonazos” bufonesco. Ayer coincidí, casualmente, con una de estas “malas”, en una esquina de Lincoln Road, a la salida del Apple Retail Store. No me lo podía ni creer, era Laura con un “look” ultra-pijo ¡que te cagas! - quemando las caderas y sin aparente rumbo fijo. Al principio pensé que despreciaría mi saludo, por no estar a su altura, por considerarme un ser “infrahumano” - carente del adecuado estatus social que la pudiera mantener “a cuerpo de rey”. Pues, todo lo contrario: me miró de arriba abajo y sus palabras fueron: “¡joder, hay que ver lo que has cambiao… seguro que la vida te trata bien, eso se nota a primera vista, chaval!” Supuse que algo en mí la había enganchado (interesado), puesto que me abrazó con una inusitada sensualidad, en ella, hacia mi persona, e incluso se quitó las gafas de sol (de marca) para contemplarme, a la sombra, más detenidamente, con una vista panorámica (a mis espaldas) centrada única y exclusivamente en “mi nuevo Audi R8 Spyder, azul metálico”.

En ese momento pensé “ahora te vas a cagar ‘japuta de medio pelo’, te follaré con mi estropajo Ajax de acero inoxidable,” recordando vivamente aquella noche a finales de los ‘90 en una macro-disco, a las afueras de Madrid, en donde solamente la faltó escupirme en un ojo, mientras se iba con otro a follar descaradamente al servicio de tías. Esa noche ”lloré lefa” desconsoladamente, pensando que seria un desgraciado toda mi vida; el recuerdo de ese momento en particular se me quedó tatuado en la retina durante años: semejante lastre me ha hecho sentir “una puta mierda”, hasta el día de ayer - hasta que volví a ver a Laura en Lincoln Road.

Al principio, me extrañó y sobrecogió tanta efusividad; por un segundo, llegué a pensar que la muy guarra había sido abducida por extraterrestres, sometida a un trato experimental y vejatorio de carácter extremodurosexual; el cual, podría haberla dejado graves secuelas emocionales, debido a su expresividad ocular: sus bellos ojos ya no parecían tan fríos como antes - más bien cálidos y húmedos: ¡humanizados! Algo raro estaba sucediendo: mi circuito integrado central no reconocía ni su eje, ni sus múltiples aristas. Me preguntaba si, igualmente, habría mutado su órgano copulativo del estado siberiano-con-barrotes al amazónico-ecuatorial – evidentemente el “virginal” estaba totalmente descartado: pensé que eran prejuicios del pasado, de una mente calenturienta y sin proyección futurible, así que la invité a tomar un piscolabis en el aire libre del Café Van Dyke, disfrutando de la brisa y descojonándonos de los peatones con pintas de payasos cuchufleteros que normalmente suelen morar por South Beach a esas horas.

- Guruput, ¿a que te dedicas en la actualidad?
- Pues, verás (….) soy un “simple” Vicepresidente/CIO a cargo del departamento informático de un banco en Brickell Avenue.



En ese preciso momento sus ojos se la abrieron como platos y sus pupilas se magnificaron hasta alcanzar proporciones insospechadas. Me di perfectamente cuenta que poco a poco se estaba poniendo a huevo el follármela “a lo descarao.”

- Y tu, “Laurita”, ¿a que te dedicas?
- Bueno, ahora estoy en paro: buscando “activamente” curro de Auxiliar Administrativa… a ver si hay suerte; aunque, la cosa está muy “chunga”…
- Supongo que no podrás llevar el mismo ritmo de vida que te gustaría llevar, ¿no?
- Imagínatelo, estoy desesperada… Mark me acaba de abandonar. Se ha marchado a Costa Rica con una “rockefeller” venezolana, dueña de media flota de cruceros transatlánticos canadienses. Ando bien mal de “guita” ¿Sabes? Y lo peor de todo es que no se ni como voy a llegar a fin de mes…
- Pues, ¡menuda putada, tía…!
- Haría lo que fuera para salir de esta situación…

Mientras la “guarrindonga” hablaba sin parar (bla, bla, blablablablá, blablablabla, blablablablabla, blablibloblabla, bibliblablabloblibla…) no podía dejar de pensar en las diferentes posiciones en las que me “deshollinaría” ese “chuminus placentéribus.” Empezaba a salivar profusamente por la comisura de los labios, llegando a una conclusión: la suerte me había cambiado - era un tío afortunado. Sin venir a cuento, irrumpí entre la sarta de sandeces que la muy gilipollas esgrimía, sin parar, por esa boquita de piñón, con el propósito de poner encima de la mesa mi proposición:

- Si me la chupas, esta misma noche te pago los $1300 de renta que debes.
- ¿Cómo? ¿Lo dices en serio? ¿Así de fácil? ¡Mira que yo soy una chica decente, eh…!
- Ya, ya, claro… no te preocupes, te prometo que será nuestro secreto: tú resuelves “tu poblemita” y yo el mío… ¿Que dices?
- ¿Y si te la chupo bien, me prometes hacerte cargo de mi situación financiera hasta que salga de este apuro en que me encuentro?
- ¡Si, lo prometo! (poniéndome la mano derecha en el corazón).
- ¡Jopé! Pues, no se que decirte, ¡la verdad…!
- Llámalo como quieras, pero te estoy proponiendo el poder “beneficiarnos mutuamente” como amigos… Seriamos dos “follamigos” sin compromiso, hasta cuando tu quisieras, ¡claro!
- ¿Prometes no decir nada a nadie?
- Será nuestro secreto; déjate ayudar…
- Bueno, pero esto no puede salir de aquí, ¿vale?
- (…)

De esta guisa, sin gastar ni un sólo segundo más de cháchara, me levanté como un resorte para pagar el mojito y la margarita que nos habíamos “endiñao”, respectivamente y pillamos el Audi R8 Spyder, con rumbo al parqueo del Bayside Marketplace.

Durante el viaje, por la autopista, no dejaba de pensar en lo mucho que puede cambiar la vida en un instante: antes era un despojo humano, una bacteria nauseabunda; y, “en un pispás”, me había convertido en un modelo para la redención de cualquier causa perdida intrauterina.



Nada más llegar, aparqué en la segunda planta, Laura tomó la iniciativa abriéndome la cremallera del pantalón y comenzó a “rallarme el polo de tutifruti” con desesperación “mamaria”; yo, por mi parte, la mordisqueaba ambos pezones erectos y la metía la mano, penetrando ardientemente su “bisagra del deseo”. Terminé “fuiki-follándomela” en el asiento de atrás, con condón, y volvió a chupármela hasta que me corrí copiosamente dentro de su boca, sin previo aviso. Se lo tragó todo, sin rechistar, como una niña buena. Esta vez sus ojos si que la delataban: la expresión en su cara evidenciaban el profundo asco que sintió, al haber probado mi semen, después de las arcadas y antes de la ingesta.

Luego, al verla algo estresada, la propuse salir a tomar el aire, paseando por la bahía de Biscayne, antes de pasar por el banco, a lo que ella aceptó instantáneamente; y, al salir, un tanto confusa y perpleja, del coche, cerré herméticamente todas las puertas, desde el asiento del conductor, y me di a la fuga, chillando rueda, mirando por el espejo retrovisor, como la muy mema, toda enrabietada, maldecía su mala suerte de irremediable perdedora. Al ver tal berrinche no pude más que echarme a reír sin control. El simple echo de ver como la patética figura de semejante “cerdaca-pedorretas” se perdía en el horizonte como un punto insignificante provocaba el que mi ego explotase de júbilo incontrolable. Pronto llegó a mí una paz de la ostia y creo haber alcanzado el karma (ohm, ohmmm): sentí que todo ese ejército de cadáveres “infrahumanos,” relegado al olvido por el egoísmo de una imberbe sin escrúpulos, me “llevaba en volandas”, susurrándome al oído: “la venganza es un plato que se sirve frío y en bandeja de plata.”

Supongo que Laura había finalmente mutado en una serpiente inocua, sin veneno: ya no era tan “mala” - ya no me hacia gracia. Porque a mi, está visto y “comprobao” que las que me gustan a rabiar son “las malas.”




Ahora, “a ver quien cojones me iba a pillar”, rumbo a Hialeah (“la ciudad que progresa”), surcando el espacio sideral de la autopista del Palmeto, con dirección Norte, a 180mph (300km/h). El coche se lo tendría que devolver, por la mañana, a mi primo, el mecánico. Un día antes, el Richie me había tenido que prestar el dichoso Audi R8 Spyder - propiedad de un cliente… Digamos que me debía varios favorcillos y yo le había tenido que dejar mi Toyota Corolla del ´99 en el taller, para que me lo arreglase. El “puto” seguro me lo pagaba todo; al fin y al cabo, había sido “víctima” de un conductor borracho, el cual me había destrozado, casi por completo, toda la parte de atrás del “buga.” Se conoce que al “conductor-etílico-infernal” - como mi primo lo apodaba - le habían acabado de despedir del trabajo, se saltó el semáforo en rojo - en pleno horario escolar - y casi mata de un infarto a un indefenso “transvestí” que deambulaba por la acera.

¡Hay que ver cuanto “japuta” hay suelto por la calle…!

11 comments:

megustas said...

bufffff.....me has atrapado con el relato, aunque un par de veces (te confieso) que me he levantado y he pensado unas 'cositas' sobre los tios,jejeje, pero la japuta se lo merecía,si.
Muy bien entretenido todo con la música y los links.
Besotessssss, ya he desembarcado en mi casa nueva!!!!

Noimporta said...

Oleeeee! Ese es mi Guruput!!! jajajajaja... Tú dime quién te hace esas cosas malas que yo les arranco los ojos! jejeje
Chechos wapu, y gracias por alegrarme la mañanita!

Megussss felicidades por tu nuevo hogar! Ya montaremos una fiestecita de inauguración! jejeje... Petoooonsss!

megustas said...

os espero con los brazos abiertos cuando querais, (las piernas noooo guruput, que a ti te gustan las malas, malisimas,jajaja y yo soy bueeeenaaa)
un montoncito grande de besitos a los dos

Guruput said...

Megus,
Me agrada que te haya gustado el relatito… Me alegro que ya estés asentada en tu nuevo sitio. Eso de ir saltando de lugar en lugar es aterrador. Créeme, ¡lo se! Por cierto, ¡acepto la invitación! Jeje… ¡Ah! se me olvidaba: mi estropajo Ajax ya no es de acero inoxidable, ahora es de micro-cerdas-puti-puti. Lo de que me sigan gustando las “malas”: creo, que con el tiempo, han perdido un poco de “glamour.”

Noimport,
Gracias a ti por escuchar, acompañar y soportar.

Mucha gente confunde el “enchochamiento” con el amor y el cariño. Es una pena, por todo el tiempo y la energía que se malgasta, mientras se está “enchochao.” Al final la angustia se convierte en un vacío insoportable y una necesidad de reencontrarse a uno mismo. ¿Lo peor de todo? Pues, el ridículo que se termina haciendo. No ante los demás, sino ante uno mismo. Eso es lo que realmente duele. Si verdaderamente se logra llegar a esta última fase de “reconocimiento”, hemos salido de lo peor y habremos aprendido a ser un “pelín” más profundos, menos SUPERFICIALES y egoístas; sabremos reconocer quien es quien y por donde van los tiros. De otra manera, estaremos perdidos para siempre: no habremos aprendido absolutamente nada y seguiremos tropezando con la misma piedra una y otra vez.

La vida nos va poniendo este tipo de obstáculos: si logramos sobrevivir a ellos, entonces pasaremos de ser unos “capullos” a tener un valor específico dentro de una colectividad humana que se precie. De todas formas, está visto que la hipocresía reina en esta sociedad y que el sentido común ha sido devorado por el interés. ¡que penita!

Urlanda said...

Vaya con el amplio relato de una noche de invierno. ¿Has pensado que podrías escribir guiones cinematográficos? Mira que podría irte muy pero muy bien.

¿Porque todas las chicas medio bobas o medio putas han de llamarse Lauras?
otra mas

Guruput said...

Urlanda,

Lo he pensado, vagante, pero lo he pensado. Lo que sucede, como todo en la vida, es que hay que conocer a las personas adecuadas, en el momento adecuado y en el lugar adecuado para que se te de bola. De momento, me hace feliz a ratos y eso es lo que importa en la vida: ser feliz, aunque sea escribiendo... ¡a ratos!
Me alegro que te haya gustado.

Lo del nombre, no lo se, pero hay muchas mas que no se llaman Laura y tela marinera… Quizás sea algo genético.

Guruput said...

En mi anterior comentario, quería decir: “vagamente” (no “vagante”). ¡Ves porque no me toman en serio, cuando escribo un guión… si ejjjque!

Urlanda said...

JAJAJAAJA.. No pues si... seguro que tienes razón.

¡Joder con eso de los genes y los nombres! Ya me ha tocado un poco también... jajaja Es broma. Yo por eso me llamo ¿Como me llamo? Ya se me olvido.. jajaja
Hoy estoy que ni yo me aguanto mis propios chistes.. :)

Guruput said...

Urlanda,
Nos suele suceder a todos, jeje. Gracias por comentar.

you talkin´ to me? said...

Prefiero no leer los comentarios de arriba..Si no, acabo por olvidarme de las sensaciones que tuve leyendo esta entrada.
Además, estoy muy cansado. Mentally exhausted. Feito unha merda. a very huge merda
Hubo un momento en que me vino a la cabeza el "Like a rolling stone" de Dylan.
Otro en que pensé que había demasiada misoginia disfrazada de venganza.
Luego recordé que yo hice algo así hace muchos años. Abandonar en el quinto pino a una que no quería entrar por el aro. Estuve muy orgulloso de haberlo hecho y lo conté a menudo. Pero ahora recuerdo que en realidad, no la dejé tirada. Lo pensé. Incluso fui al counter..al mostrador del local y pagué la consumición de ambos,,me dirigí a la puerta, pero volví a junto ella. La llevé a casa. Era farmacéutica. Tendríamos 22 años. Le dije "adiós" de una forma que ella entendió que era definitiva. Y entonces por primera vez se ablandó y dejo de ser una esfinge. Too late. Yo venía de un amor que me había dejado quemado y ella era un sentimental valium.
Ahora he madurado y no me sentiría orgulloso de esa putada.
Ahora conozco mucho mejor a las mujeres y a los hombres y les discupo todo.
También comprendo que uno sienta ganas de vengarse, pero la vida me ha enseñado que la venganza es estéril. Hace más daño a quien la practica, que tiene que planearla y pasarse trabajos y segregar bilis.
El hecho de haber sido amado por una mujer maravillosa durante muchos años me vacunó contra toda misoginia.
Guruput, yo pensaba erróneamente que estabas muy determinado a la hora de escribir por tu lengua de relación, el inglés, pero veo que tienes un castellano más fresco que el mío.
Me ha gustado mucho el texto, sea basado en hechos reales o no.
El 99% de las mujeres que he conocido son muy buena gente. El 1% restante tal vez no eran mujeres. O las juzgué mal.
O he conocido a pocas mujeres. No lo digo en sentido bíblico, eh.
Bueno,,llevo metido en tu blog mas de dos horas,, viendo los youtubes a los que remites y los comentarios que hay en los mismos.
Uff..no creí que fuera capaz de escribir nada ..pero todo fue empezar.
Ayer estuve también en tu blog...pero al final no escribí nada,,gracias a dios,, Me encontraba muy mal y hubiera contado demasiadas cosas que me atormentaban en aquel momento.
Aquí son casi las seis de la tarde, es aún de día,, no como en Barcelona que ya será de noche. No llueve ni hace frío. El tiempo es ideal para que me tome una pastilla y me meta en cama hasta mañana.
See you around, Guru.
No se me puso dura cuando lei el texto. Eso es muy buena señal. Que no me exciten cosas como las que cuentas.
Quizás me encuentre asi porque no tengo fuerzas para coger el coche y ver a una mujer. Quizás todo sea una excusa para no verla.
No, no puedo. Pero,,si hiciera como con este comment ,,,arrancar.. y dejarme llevar.. ya estaria allí hace tiempo,,. En fin, no quiero que me vea en este estado.

Guruput said...

Talking,
Primero de todo, aunque no se si leerás mi tardía respuesta, quería pedirte disculpas por no haberlo hecho en su momento. Dicen que los capricornio somos lentos en nuestros actos, aunque seguros en nuestros pasos de tortugas reumáticas.

Te diré que me ha parecido sumamente interesante leer tu comentario, puesto que sabes de lo que va este tema. También no tengo remordimiento alguno en decir que la ironía, en ocasiones, se cuela en mis textos sin pedir permiso.

Uno ya no es un chiquillo, y si no aprendiese de los errores pasados, no habría madurado. Como tu mismo das prueba de ello “Haberlas ¡Hailas!” Aún así y todo, quisiera decir que el género (masculino, femenino, o neutro) no es de ninguna manera óbice para que se actúe de esa manera tan contraproducente y destructiva.

A veces me pregunto si es ese desafío de autodestrucción inconsciente tiende a proyectarse hacia la otra persona, como un efecto contra-indicativo de su alto grado de inseguridad especulativa. De todas formas, si así fuese, el mal causado a la otra persona tendría fecha de caducidad; ya que, la fuente del mal, en este caso, no se origina en el medioambiente en si, sino que más bien proviene de las entrañas de la (o del) que lo inflige. Es por ello, que la cura tiene un efecto inminente, para el receptor, a partir del momento en el cual ambos cuerpos se separan, en el espacio y en el tiempo.

Si quieres que te diga la verdad, yo lo veo como una relación de “parasitoidismo”. En semejante relación, el insecto o ajente parasitoide deposita un huevo en el organismo receptor. Así, con el transcurrir del tiempo, se va desarrollando todo un mecanismo parasitario en forma de larvas que van vampirizando por completo a su victima, hasta dejarla en un estado seudo-zombie. A veces, la victima reacciona a tiempo, a veces es demasiado tarde…

Uno, con la experiencia y la edad, aprende a identificar, de antemano, a los ectoparásitos - anteriormente mencionados.

Un abrazo desde el otro lado del charco.