Eran las 21,00 horas de un viernes “tijuanense” pasado por agua: diluviaba a cántaros, sobre lo que parecía ser un verdadero sartén empedrado. De la ennegrecida calzada emanaba un hálito vibrante, gestado por la insufrible ardentía diurna. El tenaz tintineo, salpicaba la superficie transparente del ventanal que daba a la terraza, constriñendo mi atención hacia las innumerables gotitas de agua; las cuales, utilizaban la superficie acristalada como si de una parrilla de Fórmula 1 se tratase: compitiendo arbitrariamente, entre sí, por alcanzar su aciago destino; siempre propulsadas por el efecto, aparentemente inocuo, que la fuerza gravitatoria ejercía sobre sus cristalinos cuerpecillos - en caída libre.
Con la caída de la noche y el amainar del diluvio, asomaban los mosquitos y se empezaba a oír, de fondo, el preludio de lo que duraría toda una noche: la singular sinfonía del croar desmesurado de los sapos y los asincrónicos maullidos felinos de las fieras urbanas, fornicando desmesuradamente y sin recato – a pelo. A contraluz, en un abrir y cerrar de ojos, se manifestaba repentinamente una infame reverberación - a través del cristal de la ventana. Contra el fondo de la negritud nocturna callejera, se iba revelando paulatinamente, con paso sigiloso y cansino, la difusa silueta de algo que, a primera vista, podría antojarse “humanoide” – sin llegar a serlo del todo.
A bote pronto, daba la impresión de ser el lógico reflejo de un rostro distorsionado - mimetizado. El vidrio, sobre el que se plasmaba la figura, actuaba a modo de espejo con derecho a espejismo; y, su difuminada opacidad pretendía eludir, sin suerte alguna, mi eminente crisis catatónica. A medida que mis ojos se abrían como platos, la ansiedad cargada del horror más siniestro negaba toda satisfacción de poder identificar mi rostro a través del indolente cristal - salpicado de una incredulidad desafiante. En verdad, concebir el monstruoso engendro era toda una prueba de fuego - inesperada e inimaginable. El terror se ceñía sobre mi soledad. La representación de un ser aterrador se manifestaba, cada vez con mayor nitidez - desafiando mis pupilas. A medida que ambos nos contemplábamos, gesticulando con movimientos perfectamente sincronizados, sus insensibles rasgos faciales proyectaban una violencia residual sin límites. Ante ésta deformidad sin precedente, abominable e inhumana, caí desplomado - de bruces - al suelo, jadeante, con las manos en la cara y cubierto de un deleznable sudor gélido, el cual no cesaba de recorrer todo mi cuerpo.
A continuación, intentando sobreponerme, presa del súbito impacto, emprendí una angustiosa carrera de obstáculos - tropezando contra todo lo que encontraba de camino al cuarto de baño. No podía dejar de pensar que este hecho, todo él de un surrealismo subido de tono, debía tener algún tipo de explicación objetiva; al igual que, necesitaba imperiosamente extinguir el recuerdo de su penetrante mirada: tan sádica, como familiar.
Acababa de pasar por un verdadero tornado de pasiones húmedas, y precisamente ahora resurgía, como de la nada, todo un absurdo periplo entre la duda y el escepticismo - evidenciados en esos tórridos minutos de martirio. “Esto tiene que ser una broma absurda o una visión ficticia…“- no dejaba de repetirme, mascando el estupor y la angustia, en voz alta.
Una vez frente al espejo del servicio, mis párpados se bloquearon adormecidos de éxtasis semi-orgásmico, al captar el instante en que la atrocidad amorfa, de la que había sido presa y testigo, realmente no era más que una simple enajenación mental transitoria, producto del estrés, del agotamiento laboral, y de la rebosante aglomeración de testosterona –algo que evidentemente podía entorpecer una eficiente comunicación interneuronal. Lo tenía bien claro: me urgía follar; necesitaba “desfogarme.” Descargar toda esa adrenalina, acumulada durante los pasados meses de zozobra trapera corporativa, era lo que realmente necesitaba. Todo esfuerzo deja un daño colateral y ahora era el momento de “la descompresión genital”.
Así que, ni corto ni perezoso, me dispuse a introducir las llaves, de la habitación, con cierto temblor de manos, dentro del bolsillo derecho de mi pantalón negro - aún carcomido por la inseguridad malsana de un presentimiento inhóspito que marcaba mis pasos a redoble de tambor. Recordé, antes de dirigirme a la puerta, todos aquellos restos del pobre e indefenso pollo decapitado y a su acompañante inseparable - la vasija ensangrentada. Supuse que aún se encontrarían debajo de la cama; así que, una vez agachado, descubrí que “los despojos ignominiosos” habían desaparecido como por obra de “birlibirloque.” No quedaba rastro alguno de sangre, ni del cuerpo del pollastre, ni de su “chola”, ni del recipiente. Todo había desaparecido, todo... excepto las cuerdas coloradas, las cuales permanecían inalteradas en el interior del cesto de basura, y la vela negra, la cual no dudé en arrojar a la basura - junto a las amarras. En ese preciso instante, me vino a la mente “la cartita”, escrita con tinta granate: tampoco la había vuelto a ver y no tenia ni idea de donde podría encontrarse. No quería seguir “rayándome” con este asunto; así que, me dispuse a cerrar - con llave - desde afuera, la puerta de la habitación del “fétido parador”.
Era evidente que algo había sucedido; porque, sino “¿cómo algo que parecía tan real, habiendo sucedido hace tan solo unas pocas horas, podía ser un simple espejismo de la mente?“ No lograba evitar dejar de darle vueltas a este galimatías, de proporciones estratosféricas, una y otra vez, una y otra vez...
Una vez en la calle, el vapor de agua levitaba del pavimento, penetrante, envolviendo cada poro de la piel, como si de un papel celofán se tratase - sin tregua alguna. El calor del día cocinaba cada minúscula gota ambiental, y las vomitaba en forma de vaho pegajoso, inundando hasta los bronquios: la respiración se hacía ardua y cansina con cada bocanada de aire inhalada.
Al otro lado de la calle: un letrero de neón, bermejo fluorescente, anunciaba parpadeante el contorno de “La Tasca Pancho”, enmascarando su pared amarillo chillón, y parte de los adoquines ahumados que cubrían la callejuela. El ruido de los gatos “enrollándose” entre sí era prácticamente insoportable, a cada paso consumado con dirección al portón de la entrada. Una vez adentro, la neblina húmeda se disfrazó de nicotina y alquitrán. Los puros y pitillos devoraban el oxígeno sin miramientos, bautizando el ambiente con un inmenso cúmulo decadente y sombrío de anhídrido carbónico. “El antro de perdición” era apto para cualquier fechoría y tenía plena licencia, compulsada por las autoridades del lugar: cualquier tipo de consumición o excitación compulsiva eran bienvenidas.
Acabándose un puro, la señora encargada de la limpieza del “hotelucho de mala muerte” le comentaba a un chico semidesnudo y parcialmente tatuado – a voces, pretendiendo eludir efusivamente el ruido que atiborraba toda la sala:
- Si te digo que una vez fui a comprarla…
- Ah, ¿si? ¿Y eso? (el chico, respondía, siguiendo, con la cabeza, los acordes de la música, al mismo tiempo que engullía una cápsula añil).
- Pues… a ver… si tu ves a tu hijo lleno de babas, arrastrándose por el suelo adolorido y sin poder levantarse, ¿que haces?
- ¡Claro!
- Ya sabíamos que iba a morir: los médicos le habían dado por desahuciado…
- Pobre bato loco… (el chico, propinando un certero escupitajo en toda la chepa de una gigantesca cucaracha albina; la cual, deambulaba casualmente por los alrededores, acompañada de su prole, en busca de un suculento aperitivo que llevarse a la boca).
14 comments:
Próximamente, en sus pantallas, la conclusión - TRANSMUTACIÓN III: “El postre”.
No..., si a mi las pelis de misterio y terror no me gustan nada, pero al final hasta yo me voy a enganchar a este relato... Me gusta, me gusta... sip.
La música hasta esta noche ná... asi que no puedo criticarla, jejejeje...
¿Te vienes a ver el partido contra el Chelsea a casa? ¡Venga, que no viene de uno más, jajajaja!
Besos para todos los contertulianos!!!
PD: ¿Te explico un chiste?...
Dice que van dos catalanes, un frances y un argentino!!!
...
¿Lo entiendes?...
...
...
...
...
¿No?
PUES LA DEFENSA DEL MADRID TAMPOCO!!!!! jajajaja...
(¡Vale, ya paro...!)
ILUUUUUU
...hola Guruput sinceramente no he seguido la historia...demasiadas letras para mí y estoy controlando el cocido...Queria saludarte: Bon dia!!!
Núria.
P.D.: El chiste de Noimporta debe estar de moda por k ya lo he visto muuuuuuuchas veces por la blogosfera...
noimporta , es increible pero esta mañana en el café me han explicado este mismo chiste,jajaja, "lo pillas?? pues... ellos tampoco!"""
jajaja
guruputpalomin esta noche lo leo y te digo que tal me entraaaaa,jajaja
un beso doble con salto final sobre la nariz
Noimport,
La música va con el relato; o al menos, eso es lo que se pretende. Más que nada, para crear ambientillo. Me alegro que te guste… el relato, jeje…
Grrrrrrr (por lo del “chiste-citooo”).
Mira este:
Dicen que va un Togolés un Frances y un ingles… snifff snifffff… ¿Lo pillas? ¡Ju!
Es que el gus hidding tampoco…
Chechos, ¡caperuzilla blaugrana!
Nuria,
¿Estas segura que es cocido? ¿No será sopa de letras? (que chiste mas malo, xD)
Megus,
Que entre, que entre… jejeje…
Oyes, menudo salto, tia… ese si que es un salto mortal, jejeje… Un besín.
Jajajaja... caperuzilla blaugrana! ¡Me gusta! jajajaja Sólo te ha faltado añadir lo de "Hola mi amooor, yo soy tu lobooozillo merengón" jajajaja
Megussssss, "estoy que no estoy" jajajaja... Qué mesecito de Mayo que estamos pasando los culés, jejejeje... pero seamos prudentes que no hemos ganado nada todavía... Bueno... sí.. hemos ganado UN CHORREOOOOOO históricoooo!!! jijiji
Chechos para todos y para Guruput un achuchón especial... (es que el pobre lo necesita, jeje)
Gurup, hoy he ido a comer al "chiringuito" y antes se pedía así el plato combinado nº1:
- Ponme un Nº 1
Hoy la gente lo pedía asi:
- Ponme un "Don_Andrés" jejejeje
guruputtttt, he ido escuchando la musica mientras leia y la verdad me ha sorprendido el relato y la musica, porque no me esperaba esto, este relato me parece comouna pesadilla y me gustaria que el prota se despertara y abriera los brazos transmutado tras haber follado por fin, porque pa mi que lo que tiene es una necesidad muy fuerte,jejejeje
ayer debiste soltar testosterona si viste al "puto gusiluzzzzzzz" jajajaja es un puto crackkkk
besitos entre neblinas de aguas callejeras
Ju, Noimport y Megus,
Tengo que admitir que estoy pasando un mesecito a lo “gusiluz” pero ¡SIN PILAS!
Jeje, Megus,
Puede ser, que el “chorreo interno testosterónico” (o como se llame) del protagonista, sea una metáfora de índole… bueno… en fin… es que, a medida que lo estoy escribiendo, me puedo hacer a la idea de lo que debe de ser querer, siendo un cafre, y no poder, trantando de morir como un auténtico bufón en el intento… osea, “¿os imagináis…” tener un presupuesto de 300 millones de euros, y convertirlo todo en basura? ¡oleee! ¡oleee! Hemos batido todo un record este año. Bueno… ya se sabe lo que pasa cuando la negligencia, el oportunismo “mafioso” y la incompetencia administrativa entran por la puerta grande… pues que ¡terminas “chorreao”! Ahora solamente queda hacer “borrón y cuenta nueva”. Snifff, sniffff…
Megus, si me haces otro salto de esos mortales con paradiña sobre las napias (jajajaa, lo k me pude reir), doy alguna que otra pistilla - pero no puedo prometer mucho. Besitines.
Noimport,
Yo también me pido un “Don Andrés”; me lo pido servido sobre matel de lino natural, color blanco, ¡wink, wink! (mensaje subliminal, para la tuxiluz). Chechos.
¡Bon dia!
Los puros y pitillos devoraban el oxígeno... Delirante: me gusta. Venga, el postre!!! Saludos.
nada, que vengo a dejarte un beso que he leido que estas con fiebre??? jajaja
oye, yo tengo pupita en un dedo y no se me pasa, me pegué un corte y ha cicatrizado mal por dentro y el especialista me lo dan para febrero del 2010, asi nos funcionan los servicios en catalunya, colapsadooooss y mi dedo para febrero estara o no estara??
me dueleeeeee
Pueeeeeeeessssssssss.. ¡yo quiero el postre, YA! Jajaja..
Un beso y cúrate esa fiebre¡¡
Megus,
Un besito en ese dedico, y que sane cuanto antes, jeje.
Artemiza y Mister M.
Gracias a ambos; prometo colgar el "postre" después del que viene ("El caso del Padre Alberto").
Megussssss, vete a urgencias, mujer! Si no es urgente, a esperar tocan... Por cierto: ¿cuál es el especialista de dedos con heridas mal cicatrizadas?... ¿traumatólogo?
(Para fiebre la que va a pillar esta noche cuando ganemos nuestro primer título!!! Oeee Oeee... jijiji...)
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